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Como conmemoración al bicentenario del nacimiento de Edgar Allan Poe, cumplido el pasado 19 de enero, la editorial española Páginas de Espuma preparó una edición especial de sus «Cuentos Completos» con la traducción de Julio Cortázar (considerada por muchos la mejor traducción hasta el momento). Esta edición, al cuidado del mexicano Carlos Volpi y del peruano, residente en Sevilla, Fernando Iwasaki, tiene como atracción especial el haber reunido a 69 escritores de origen español e hispanoamericano para que presenten o prologuen un cuento del autor de «El gato negro». Así, para los que la insuperable pluma de Poe (y la combinación con la excelente traducción de Cortázar) no fuera motivo suficiente para adquirir el libro, pueden leer en él los comentarios o prólogos de jóvenes escritores o los ensayos de dos autores de larga trayectoria y firme reputación como es el caso de Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa.
No deja de ser extraño que una editorial española reúna a autores españoles e hispanoamericanos para presentar un libro de un norteamericano traducido por un argentino nacido en Bélgica. Pero este desorden aparente no hace más que hablar de Poe, un autor que ha influido en escritores de distintas épocas y lenguas. Así se trate de cuentos de género fantástico o policial, o simplemente de cuentos, la influencia de Poe es innegable (tal vez el caso más representativo sea el Baudelaire, que fue uno de los primeros en revalorizar su figura y obra, o el de Horacio Quiroga, que ha llegado incluso a rescribir cuentos como «El barril de amontillado»). Para todos los que queremos ser escritores, lo admitamos o no, lo sepamos o no, la influencia de Poe es un hecho.
Los autores convocados para participar de esta edición tuvieron que cumplir con una serie de requisitos: por un lado, haber publicado, al menos, un libro de relatos, ya que esta edición no solamente pretende ser un homenaje a Poe sino también al género corto; y por otro, haber nacido después de 1960. Estas exigencias, que no incluyen, por supuesto, a las caras conocidas y seniles de Vargas Llosa y Fuentes, debieron ser cumplidas por el resto de los escritores que participaron del proyecto.
Entre los narradores españoles que prologaron los cuentos se encuentran Màrius Serra, Espido Freire, Ismael Grasa, Ricardo Menéndez Salmón, Fernando Royuela, Patricia Esteban Erlés, Hipólito G. Navarro, Félix Palma, Guillermo Busutil, Manuel Moyano, Ángel Olgoso y Miguel Ángel Muñoz.
Entre los escritores hispanoamericanos podemos ver: por Argentina: a Eduardo Berti, Guillermo Martínez, María Fasce, Esther Cross, Gustavo Nielsen y Marcelo Birmajer; por Bolivia: a Edmundo Paz Soldán; por Colombia: a Juan Gabriel Vásquez y Juan Carlos Botero; por Costa Rica: a Carlos Cortés; por Cuba: a Karla Suárez, Ronaldo Menéndez y Enrique del Risco; por Chile: a Andrea Maturana, Álvaro Bisama y Alejandro Zambra; por Ecuador: a Leonardo Valencia; por El Salvador: a Jacinta Escudos; por Guatemala: a Eduardo Halfon; por México: a Ignacio Padilla, Luis Felipe Lomeli, Tryno Maldonado, Alvaro Enrigue, Pedro Angel Palou, Guillermo Fadanelli, Guadalupe Netel, Fabio Morábito, Mario Bellatin, Antonio Ortuño y Jorge Volpi; por Perú: a Santiago Roncagliolo, Jorge Eduardo Benavides, Ricardo Sumalavia y Enrique Prochazka; por Puerto Rico: a Mayra Santos-Febres; y por Venezuela: a Juan Carlos Méndez Guédez.
Ahora sólo queda esperar que esta edición se consiga tanto en Argentina como en el resto de Latinoamérica y que, por cuestiones de importación, no se vuelva económicamente inaccesible.
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