10 de octubre de 2016

LAS COSAS QUE PERDIMOS EN EL FUEGO, de Mariana Enriquez




«Constitución no es fácil y es hermoso, con todos esos rincones que alguna vez fueron lujosos, como templos abandonados y vueltos a ocupar por infieles que ni siquiera saben que, entre estas paredes, alguna vez se escucharon alabanzas a viejos dioses.»

Mariana Enriquez, «El chico sucio» en Las cosas que perdimos en el fuego.



Es difícil escribir una reseña sobre un libro de cuentos. A mí, particularmente, no me gusta, por eso trato de evitarlo. Para ser honesto, creo que lo más justo sería hacer una reseña particular de cada uno de los relatos, para evitar así una valoración engañosa (lo que daría como resultado una reseña justa, pero sumamente extensa e insoportable). En fin, siempre, en toda compilación, hay cuentos que están buenos y cuentos que no. No es la cantidad de unos u otros lo que dictamina si un libro nos ha de gustar (puede haber muchos cuentos «malos» pero uno tan «bueno» que nos haga mirar el conjunto con satisfacción, o viceversa), sino un balance personal y para nada riguroso. De cualquier manera, decidí escribir sobre Las cosas que perdimos en el fuego (2016) de Mariana Enriquez, primero porque fue editado entre bombos y platillos por la editorial Anagrama, en un momento en que la literatura argentina de terror goza de cierto esplendor, y segundo porque más de un crítico consideró a Enriquez como el principal exponente de estas horas gloriosas.

No me sorprende el lugar que la crítica le adjudicó a Mariana Enriquez. Si bien hay muchos escritores argentinos que, hoy por hoy, frecuentan el género de terror (y que lo hacen muy bien), la verdad es que Enriquez es, sin lugar a dudas, el caso más conocido. Sin exagerar, podría afirmar que es la ventana por la que el mundo y los lectores (no fanáticos) ven el terror literario argentino. Ya su primer libro de cuentos, Los peligros de fumar en la cama[1] (2009), había sorprendido para bien. Ahora, Las cosas que perdimos en el fuego viene a confirmar la primera sorpresa. Una vez más, y con personajes hastiados de sus vidas, Enriquez convierte la cultura argentina en un museo del horror.



Terror argentino

En Las cosas que perdimos en el fuego, Mariana Enriquez trabaja con temáticas, lugares, personajes, preocupaciones y alusiones históricas propias del consciente e inconsciente nacional: pibes chorros, inseguridad, paco, femicidios, la última dictadura militar e, incluso, uno de los más famosos asesinos de la historia argentina, Cayetano Santos Godino, el Petiso Orejudo. Y con esta lista me quedo corto. Leer a Enriquez es vislumbrar una galería de horrores argentinos, presentada con una prosa sólida y segura de sí misma. Leer a Enriquez es, entonces, reconocerse.

Su tuviera que mencionar los tres cuentos que más me gustaron, elegiría «Fin de curso»[2] (la historia de una adolescente perseguida por un ser que la obliga a hacer «cosas»), «El patio del vecino»[3] (un relato de experimentos antinaturales) y el cuento que da nombre al libro, «Las cosas que perdimos en el fuego» (una venganza escalofriante por parte de las mujeres contra los hombres y su maltrato). De hecho, creo que este último relato es el mejor de todo el libro. Polémico, incómodo, aberrante, monstruoso… Una verdadera joya.

Cada uno podrá seleccionar según sus gustos o miedos. Por mi parte, dejo la recomendación. Lean Las cosas que perdimos en el fuego, y asústense de lo que significa ser argentino.


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Sobre la autora: Mariana Enriquez nació en Buenos Aires en 1973. Es Licenciada en Periodismo y Comunicación Social por la Universidad Nacional de La Plata y trabaja en Radar, el suplemento de arte y cultura de Página/12. Además, colabora con revistas como Rolling StoneLa ManoDulce Equis Negra y La Mujer de mi Vida. Publicó las novelas Bajar es lo peor (1995) y Cómo desaparecer completamente (2004), las colecciones de cuentos Los peligros de fumar en la cama (2009) y Cuando hablábamos con los muertos (2013), la novela corta Chicos que vuelven (2010), los relatos de viajes Alguien camina sobre tu tumba. Mis viajes a cementerios (2013) y el perfil La hermana menor. Un retrato de Silvina Ocampo (2014). Además, participó en las antologías La joven guardia (2006), Una terraza propia (2006), En celo (2007), Los días que vivimos en peligro (2009), Terror (2012) y Osario común. Summa de fantasía y horror (2013). Las cosas que perdimos en el fuego es su último libro.


 - Enriquez, Mariana. Las cosas que perdimos en el fuego. Anagrama, Barcelona, 2016.

  
  



[1] Podés leer la reseña de Los peligros de fumar en la cama haciendo click AQUÍ.
[2] Aparecido por primera vez en la antología Osario común. Summa de fantasía y horror (2013), compilada por Patricio Chaija y editada por Muerde Muertos. Ver reseña AQUÍ.
[3] Aparecido en la antología Terror (2012), publicada por la editorial Planeta. Ver reseña AQUÍ.




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