Es
difícil escribir sobre una película como It.
En primer lugar, hacer una reseña tradicional no tiene sentido. Ya todos
conocen la historia, y los que no la conocen es porque no les interesa. Por
ende, tampoco leerían una reseña. En segundo lugar, la nueva versión, desde el
momento de su concepción, contaba ya con tres factores adversos: un libro
genial como base, una película (o miniserie) que marcó a toda una generación, y, por último, una enorme expectativa (y todos sabemos que nada decepciona más
que una enorme expectativa).
En
fin, no voy a escribir una reseña tradicional, por lo que me ahorraré el
laborioso, insufrible y siempre inútil esfuerzo de resumir la trama. Voy a
pasar sin dilación a una valoración de la película, que inevitablemente
compararé con el libro y la miniserie antes mencionados.
Para
empezar, la historia de It no es sólo
la historia de sus personajes, ni siquiera de Pennywise, sino también de su ciudad,
Derry, ese pueblo que nació de la mente de Stephen King pero que para nosotros
es tan real como cualquier otro pueblo que figure en los mapas de Estados
Unidos. Derry es uno de los protagonistas, tal vez el protagonista, que si bien aparece en otras historias de King, en
ninguna se lo elabora con tanta profundidad y complejidad como en ésta. Teniendo
en cuenta esto, podemos ver que esta nueva versión de It es superior a la anterior de 1990. Ahora sí se puede sentir en
pantalla (mucho más que antes) a la verdadera Derry.
Con
respecto a los otros protagonistas, esta nueva adaptación también sale ganando.
Frente a chicos demasiado acartonados, inocentes y pulcros de la producción
anterior, el actual “club de los perdedores” está compuesto por personajes más
complejos, cínicos e incorrectos. Más reales, de hecho. Las nuevas
interpretaciones (y Henry Bowers no queda exento) le hacen honor a ese
innegable talento de King de crear personas más que personajes. Como ejemplo
podríamos mencionar las relaciones de Beverly y de Eddie con sus padres, más
oscuras de lo que permitía ver el film anterior. También tenemos el caso de
Richie, mucho más irreverente y mordaz, que brinda una cuota de humor que no
deja de ser novedosa.
Y
por último llegamos a Pennywise, el payaso. Acá tengo que admitir que la nueva
versión pierde en comparación con la anterior. El actual Pennywise, encarnado
por el joven Bill Skarsgård, carece de esa ambigüedad que sí tenía su antecesor
interpretado por Tim Curry. Mientras que “el viejo” Pennywise alternaba una
imagen simpática con otra pavorosa (lo que sin lugar a dudas generaba ese toque
siniestro que acompañó a muchos de nosotros hasta las profundidades de nuestros
sueños), el nuevo Pennywise siempre es
malo, siempre es aterrador. Tan malo se ve que ya resulta difícil de creer que
Georgie (un nene asustadizo que le teme a su propio sótano) no salga corriendo
en la primera escena de la película, cuando todo comienza. Por otra parte, y a
fuerza de ser honesto, hay que admitir que la relación de Pennywise con el
miedo está mejor planteada en esta nueva versión. De hecho, nos permite pensar
que a lo mejor eso es el miedo: un payaso que en vez de hacer reír, aterra; un
payaso ridículo que tomamos en serio, y que en ese tomar en serio nos mata, nos
come, nos roba la inocencia y nos impide crecer. A lo mejor eso es el miedo…
Si
me preguntan, me quedo con esta nueva versión, que promete mucho más para el
segundo capítulo y que sólo un espectador perezoso podría catalogar de remake. Si bien pierde contra el libro
(me permito pensar que siempre será así), gana la contienda contra su
predecesora. Una victoria por puntos, pero que se da en casi todos los rounds.
***
Título
original: It
Año: 2017
Duración:
135 min.
País: Estados
Unidos
Director:
Andrés Muschietti
Guion: Chase Palmer, Cary Joji Fukunaga, Gary
Dauberman (Novela: Stephen King)
Música: Benjamin Wallfisch
Fotografía: Chung Chung-hoon
Reparto: Bill Skarsgård, Jaeden Lieberher, Sophia Lillis, Finn Wolfhard, Wyatt Oleff, Jeremy Ray Taylor
Productora: New Line Cinema / KatzSmith
Productions / Lin Pictures / Vertigo Entertainment / RatPac-Dune Entertainment