27 de abril de 2025

ANIVERSARIO 125 DE ROBERTO ARLT

 


Ayer, 26 de abril de 2025, se cumplieron 125 años del nacimiento de Roberto Arlt (Buenos Aires, 1900-1942). Es interesante pensar en cómo, hasta hace veinte o treinta años, Arlt era considerado uno de los escritores más importantes de la historia de la literatura argentina y su novela Los siete locos era señalada por los críticos como una de las mejores. Ahora, pocos hablan de él y casi nadie lo lee. Habría que preguntarse por qué.

La influencia de Arlt en mi vida fue considerable. Cuando era más joven, apenas un estudiante de Letras, me había hecho una tarjetita plastificada (que todavía conservo) con el comienzo de la aguafuerte "La sonrisa del político", publicada en el diario El Mundo el 20 de junio de 1930. En ella, a modo de apertura, Arlt le responde a un joven que le había escrito. Le dice: "Estudiante —Estudie y tenga esperanza que todo llegará a su debido tiempo. Cada vida está sometida a pruebas tan extrañas que sólo con voluntad y seguridad en sí mismo se puede sobrellevar el presente para llegar al futuro. No tenga miedo. El futuro es de los fuertes, nada más. Los que son débiles se hunden ¿entiende? Para triunfar se necesita saber soportar. A veces, toda genialidad no estriba nada más que en haber sabido esperar. Trabaje imponiéndose alegría. Cierre los ojos y dígase; debo trabajar; así sólo podré merecer todo lo que quiero y deseo".




Años después, cuando fundé junto a unos compañeros una revista, la llamé Sudor de tinta, en honor a una expresión del prólogo de Los lanzallamas.

A diferencia de otros escritores argentinos (tal vez más recordados), como Borges, Bioy o Cortázar, Arlt fue un hombre con una vida cultural y económica bastante adversa. De padres inmigrantes, creció en el barrio porteño de Flores, donde, ya de chico, tuvo que trabajar para ayudar a la familia. Fue expulsado de la escuela primaria y recién pudo concluirla a los 14 años. Su padre lo echó de su casa a los 16. Tuvo que seguir trabajando en tareas penosas para subsistir, al tiempo que vivía en conventillos. Leía todo lo que podía, y visitaba asiduamente librerías y bibliotecas. Prácticamente, todo parece haberlo hecho solo. Con el tiempo, y ya más grande, empezó a frecuentar tertulias literarias, en bares y en cafés. Finalmente, se le abrió el camino como periodista, llegando a trabajar para diarios importantes como Crítica y El Mundo. Al mismo tiempo, escribía sus cuentos y novelas. Siempre con la tenacidad y la prepotencia que le daban un pasado duro y un carácter férreo.

En su época, y más adelante también, fue muy criticado y resistido. Tal vez porque él nunca dio palmaditas al hombro de aquellos que debían juzgarlo. Tuvo contacto con los dos grupos literarios más importantes de la época, Florida y Boedo, pero no perteneció, en rigor, a ninguno. Era demasiado crítico como para formar parte de camarillas.

Murió joven, a los 42 años, de un paro cardíaco, cuando su figura como periodista había trascendido las fronteras del anonimato y su interés se centraba principalmente en el teatro.

El olvido en el que hoy está sumido es absolutamente injusto.

Hay que volver a Arlt.



5 de abril de 2025

ALGUNAS OBSERVACIONES SOBRE LA SERIE “ADOLESCENCIA”


RESUMEN: UNA PORQUERÍA

¡¡¡ALERTA SPOILER!!!




 

        Ayer terminé de ver Adolescencia, serie que vi tras recibir recomendaciones de gran parte de mis contactos y de una buena cantidad de compañeros (todos profesores de secundaria). Tengo que admitir que las actuaciones son brillantes y que, por momentos, me mantuvo expectante (especialmente en los tres primeros episodios), aunque finalmente la sensación que me deja y la conclusión a la que llego es que se trata de una porquería.

        A ver, voy a argumentar antes de que me salgan a pegar. No niego que la serie pone en escena algunos temas de importancia, que como sociedad debemos atender con urgencia (yo soy el primero, como profesor, pero también como padre, que insiste en que el exceso de pantallas y el aislamiento nos van a llevar a un lugar indeseado; mis hijos y muchos de mis alumnos pueden dar cuenta de eso). El problema con Adolescencia (mi problema con Adolescencia) es que, como serie, como trama, es mala. Abre puertas que no cierra, se propone como una historia profunda y es alarmantemente superficial, cuenta sin saber bien lo que cuenta y avanza sin tener ningún destino.

        Algunas cuestiones que la serie plantea y, finalmente, deja sin responder son (ACÁ EMPIEZA EL SPOILER):


- No se habla más del policía y de su hijo. Los múltiples problemas de uno y otro y de la relación entre ambos parecen solucionarse con la sola idea de ir a almorzar juntos.

- No se sabe qué pasó con el cuchillo (que nunca aparece). No sólo hay un asesino, Jamie, sino también uno o dos cómplices, que lo ayudan a esconder el arma homicida. De hecho, uno de esos amigos, Ryan, se muestra muy misterioso, termina confesando que es el dueño del cuchillo y lo terminan deteniendo. No sabemos qué pasa con él y cuál fue su verdadera implicación en el caso.

- No se sabe prácticamente nada de Katie, la chica asesinada. No, no se trata de culpar a la víctima, sino de conocerla. Cómo entender un asesinato si silenciamos e invisibilizamos a la persona asesinada.

- No se sabe qué pasó con Jade, la amiga de la chica asesinada. Esta chica, definitivamente, sabe más de lo que dice. Por eso golpea a Ryan. Esa información, sin embargo, nunca es expuesta.

- No se sabe qué pasó con los amigos del asesino. Todo parece indicar qué saben mucho, que de alguna manera participaron y que, después, ayudaron a Jamie. La serie no vuelve a hablar de ellos.

- No se sabe en detalle qué pasó entre Jamie y Katie en el momento del asesinato. De nuevo, no se trata de justificar a Jamie, sino de comprender qué pasó. Se habla de un asesinato, pero no sabemos nada de las circunstancias que lo rodearon. No sabemos si los implicados discutieron, qué dijeron, por qué se encontraron donde se encontraron, si fue casualidad o quedaron en verse, etc.

- No se muestra que Jamie haya tenido, en algún momento de su vida, episodios de conductas violentas. Sólo se lo muestra perder los estribos varias veces con la psicóloga, pero teniendo en cuenta el contexto (está encerrado desde hace 7 meses y va a ser juzgado por homicidio) me parece bastante natural que se enoje. Los adolescentes se caracterizan por reaccionar muchas veces de manera explosiva, pero eso no significa que sean violentos, golpeadores o asesinos. Es decir, no es una marca exclusiva de un homicida. De hecho, Jamie nunca agrede físicamente a la psicóloga y pide disculpas cada vez que grita.

- La peor de todas: te muestran una serie de comportamientos comunes de los adolescentes, como acostarse tarde o pasar mucho tiempo con la computadora, y los hacen pasar como indicadores de alarma que pueden derivar en un asesino. Claramente es una serie que busca pegar bajo y generar preocupación en el espectador adulto, cuando en realidad la psicología de un asesino es mucho más compleja, que requiere analizarse con responsabilidad y profundidad, sin desatender el contexto inmediato del episodio criminal, algo que la serie no aborda para nada. Te dan a entender (muchos de los espectadores lo entendieron así) que un chico que se queda hasta tarde con la computadora puede convertirse en un asesino. El problema es que la gran mayoría de los adolescentes lo hace, y no se andan matando de manera generalizada.


        Adolescencia muestra un caso excepcional (terrible, pero excepcional) y lo hace pasar como una normalidad. Por algo la serie se llama como se llama. No se llama Asesinato adolescente (una anomalía), sino Adolescencia (algo por lo que pasan todos). Es decir, se plantea como un retrato de la adolescencia actual a través de un caso excepcional del que, además, dice poco y lo poco que dice, lo dice mal.

        Lo afirmo una vez más: se trata de una serie hecha para pegar y generar inquietud. Con eso, por supuesto, busca espectadores, algo que sin lugar a dudas consiguió. Ahora, me entero de que muchos adultos están paranoicos, revisan los celulares de sus hijos y los monitorean constantemente. Esto seguro va a pasar y pronto volveremos a tener alumnos dormidos en las aulas porque se acostaron demasiado tarde (nunca dejamos de tenerlos, de cualquier forma).

        ¿Está bien que los padres cuiden de sus hijos y sepan qué hacen? ¿Está bien que se pongan horarios razonables para los adolescentes y se limite el uso de pantallas? ¿Está bien que se hable con los jóvenes y se atienda a sus inquietudes? Todo eso sí, está bien. Lo que no está bien es mirar a nuestros propios hijos o alumnos como potenciales asesinos. Eso no está bien, y no le hace bien a nadie.

        En fin, mi conclusión es que la serie Adolescencia toca temas de suma importancia, que tenemos que abordar desde las casas y desde las escuelas con premura y responsabilidad, pero lo hace mal. La serie, como serie, es mala. La historia que cuenta está mal contada. Las líneas narrativas se pierden. Ah, y el plano secuencia (algo del que todos se maravillan) para mí tiene trampa, además de ser extremadamente aburrido. Pero bueno, como suele decirse en la actualidad, sobre esto no tengo pruebas, pero tampoco tengo dudas.