31 de julio de 2014

EL JINETE SIN CABEZA: la historia delante del fantasma




            El destino de algunas obras literarias es tan misterioso como el de algunas personas, o incluso más. Muchas veces nos es imposible determinar por qué algunas obras (muy buenas) caen en el olvido, mientras que otras (indiscutiblemente malas) permanecen impertérritas ante los vaivenes de la historia y las críticas de los especialistas. En este caso en particular, me gustaría hablar sobre una novela (nouvelle, sería más exacto decir) que siempre despertó en mí una serie de preguntas que todavía hoy intento responder: se trata de La leyenda de Sleepy Hollow del escritor norteamericano Washington Irving, más conocida en castellano como El jinete sin cabeza.

            La leyenda de Sleepy Hollow cuenta la historia de Ichabod Crane, un maestro de escuela que viaja desde su ciudad natal, Connecticut, hasta un pueblito rural, aislado y alejado, llamado por sus características "somnolientas" Sleepy Hollow ("valle adormecido"), donde se establece y enseña. Como en todo pueblo (incluso, según el narrador, más que en otros pueblos), en Sleepy Hollow abundan las historias y las supersticiones, que son transmitidas y endulzadas por la imaginación popular. Entre esas historias, la principal es la de un jinete sin cabeza, que según algunos "es el fantasma de un soldado cuya cabeza fue arrancada por un cañonazo, en alguna batalla sin nombre durante la Guerra de la Independencia, y desde entonces se lo ve galopar, veloz como el viento, siempre en las tinieblas de la noche (...) en busca de su cabeza"[1]. De cualquier manera, el pueblo entero se encuentra inmerso en un aura de superstición que lo mantiene ajeno al curso de la historia y al avance de una civilización cada vez más cientificista e industrializada.

Cortometraje de Disney (1949)
            El protagonista de esta historia es, entonces, Ichabod Crane, una persona que, como su apellido lo indica, se parece físicamente a una cigüeña y que a pesar de ser un hombre de ciudad comparte con los habitantes de Sleepy Hollow un carácter supersticioso y una inclinación por los chismes, características éstas que van acompañadas por un férreo interés por lo material, tanto por el dinero como por las posesiones. Por eso, cuando conoce a Katrina Van Tassel, la hija del hacendado más rico del lugar, no puede más que enamorarse, inmerso en una conjunción de sentimientos en la que la belleza de Katrina apenas importa al lado de la fortuna de su padre. Así empiezan los intentos de Ichabod por conquistar a Katrina, intentos que chocarán a su vez con las intenciones de Brom Bones, el joven más popular del pueblo, prácticamente la antítesis de Ichabod: corpulento, rústico, con un sentido del humor salvaje. Finalmente, todo termina cuando, después de una fiesta en casa de los Van Tassel, Ichabod es presuntamente rechazado por Katrina y en el camino de regreso a su morada tiene un encuentro aterrador con el jinete sin cabeza, quien lo persigue en su recorrido y le arroja un zapallo por la cabeza. Después de eso, nadie volvió a ver al maestro en Sleepy Hollow o en sus inmediaciones, dándose así origen a una nueva leyenda: la de Ichabod Crane, de quien se dice que fue secuestrado por el jinete sin cabeza. Claro, no falta la versión contraria, que afirma que se mudó a Nueva York e hizo carrera como funcionario público, pero de más está decir que, entre la gente del pueblo, prevaleció la versión del secuestro.

            Éste es el argumento de la famosa historia de El jinete sin cabeza. La novela no lo dice explícitamente, pero da los datos suficientes como para que el lector suponga, sin miedo a equivocarse, que la aparición del jinete a Ichabod no fue más que una de las bromas pesadas de Brom Bones, que quería deshacerse de su rival en la conquista de Katrina. Las razones por las cuales una novela de carácter cómico, incluso paródico, pasó a la historia como un relato de terror son, como mínimo, interesantes. A continuación, trataré de reflexionar en torno a esta cuestión.

            Empecemos por el título, el original, La leyenda de Sleepy Hollow. Como puede verse, este título es mucho más significativo que la traducción castellana de El jinete sin cabeza. Fundamentalmente, el original es mucho más amplio. Mientras que la traducción circunscribe la leyenda a la del jinete decapitado, el título original permite abrir el abanico a otras posibilidades, como la de que la "leyenda de Sleepy Hollow", la verdadera leyenda, no sea la del jinete sino la de Ichabod Crane. Después de todo, ¿la historia que se narra en la novela no es, acaso, la historia de Ichabod, mientras que el jinete no es más que una sombra que se pasea por detrás de los decorados?

Film de Tim Burton (1999)
            Pero, seamos honestos, un título como La leyenda de Sleepy Hollow no está a la altura de un público tan sofisticado como el de habla hispana. Pasa a menudo con las traducciones de títulos de películas y de libros. Al parecer, lo que sirve en el norte anglosajón no satisface al sector hispanohablante. Así, vemos transformarse Bloodsport en El gran dragón blanco (ese clásico de las artes marciales protagonizado por Jean Claude Van Damme) o, para volver al género que nos es más afín, Saw en El juego del miedo. Aterrorizada por los títulos cortos, la industria editorial y cinematográfica de habla hispana intenta siempre decir más, por lo que termina siempre acotando la significación de lo que dice.

            El caso de La leyenda de Sleepy Hollow es interesante. La intención de modificar el título por el de El jinete sin cabeza responde claramente al deseo de volver de terror una historia que no lo es. No hay manera de ver la novelita de Irving como una historia de terror. Por esto mismo, la adaptación cinematográfica más fiel de esta historia está dirigida a los niños y la llevó a cabo Walt Disney en 1949. Por otra parte, cuando se la quiso llevar al cine como una película de terror, como lo hizo Tim Burton en 1999, se tuvo que modificar tanto el argumento que, en esencia, poco tiene que ver con el original de Irving.

            Y sin embargo, El jinete sin cabeza quedó en el ideario de las personas como una historia de terror. Incluso, en las escuelas generalmente se la incluye dentro de la unidad de "Historias de horror", lo que, en mi opinión, no deja de ser un despropósito sumamente dañino. El esfuerzo (mentiroso) que se hace para atraer a los lectores termina por decepcionarlos, ya que no encuentran en el libro la historia que fueron a buscar y que, lo que es más grave, les prometieron.

            La leyenda de Sleepy Hollow es una gran novela. La pluma de Washington Irving es exquisita; la historia que narra, amena e hilarante. No hace falta vestir una joya de la literatura universal con ropas ajenas. Esta novela tiene todo lo que hace falta para seguir siendo un clásico, sin que se intente convertirla en lo que no es.

            La leyenda de Sleepy Hollow fue publicada originalmente en 1819 en El cuaderno de apuntes de Geoffrey Crayon, como un relato más entre otros. Con énfasis, recomiendo su lectura. Déjense llevar sin ideas previas y disfrutarán más de lo que se imaginan. Se los aseguro.



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Sobre el autor: Washington Irving nació en Nueva York en 1783. Hijo menor de once hermanos, fue llamado Washington en homenaje a George Washington, el primer presidente norteamericano. Con un estilo costumbrista, es uno de los primeros autores norteamericanos en utilizar la literatura para caricaturizar la realidad y hacer reír a los lectores. Además, también es considerado el primer escritor norteamericano que logró vivir básicamente de su actividad literaria. Entre sus libros más conocidos se encuentran El cuaderno de apuntes de Geoffrey Crayon (1819) y Cuentos de la Alhambra (1832). Murió en 1859 y fue enterrado en el cementerio de la antigua iglesia holandesa de Sleepy Hollow.




[1] Irving, Washington, El jinete sin cabeza, Buenos Aires, Estrada, 2012, p. 17.



21 de julio de 2014

NOTHING LEFT TO FEAR: cuando el mal se hace presente






            Un pastor llega con su familia a un pequeño pueblo con el fin de reemplazar al antiguo pastor. Todo parece perfecto, la nueva casa, los nuevos vecinos, la nueva vida… Pero como nada es lo que parece (y mucho menos en una película de terror), las cosas empiezan a tomar un rumbo extraño: una de las hijas del pastor empieza a enfermarse, mientras que la otra conoce a un chico misterioso que se ofrece como guía para mostrarle el pueblo. Antes de que puedan percatarse de la dirección que están tomando sus vidas, los recién llegados se verán envueltos en una perversa tradición en la que la maldad en estado puro adquiere una existencia concreta.

Slash
            Hay películas que se destacan por sus actores, otras por sus directores. En el caso de Nothing Left to Fear (2013), lo que llama la atención es su productor: Slash, el ex guitarrista de la banda Guns N’ Roses. En efecto, Nothing Left to Fear es la primera película de la productora Slasher Films (cuyo nombre lo dice todo).

En balance, la película está buena. Sin ser genial, maneja bien el suspenso y la imagen. Además, nos permite reflexionar sobre algunas cuestiones en torno a la noción del “mal”: ¿cuándo se es malo?, ¿el mal tiene que ver con lo que hacen las personas o con las motivaciones que los llevan a actuar?, ¿si para impedir que la maldad se expanda tuviera que mantenerla a raya (y, por ende, satisfecha), sería malo? Éstas y otras preguntas surgen del argumento de Nothing Left to Fear. Una buena opción para una noche de tormenta.


Ficha técnica:
Título original: Nothing Left to Fear
Año: 2013
Duración: 100 min.
País: Estados Unidos
Director: Anthony Leonardi III
Guión: Jonathan W.C. Mills
Música: Nicholas O'Toole, Slash
Reparto: Anne Heche, James Tupper, Ethan Peck, Rebekah Brandes
Productora: Anchor Bay Films / Slasher Films / Movie Package Company (MPC)



12 de julio de 2014

WAY OF THE WICKED: a mitad de camino






Way of the Wicked (en castellano El camino de los impíos, 2014) comienza con el sacerdote Henry Milotsy (Christian Slater) intentando interrogar al joven Robbie Mueller a propósito de un extraño hecho: cuando Robbie estaba en el parque con su amiga Heather, dos chicos se les acercaron y empezaron a maltratarlos; de repente, uno de los abusadores cae, ahogado, como si alguien lo hubiese ahorcado, sólo que nadie lo había tocado. La intención del sacerdote Milotsy es clara: saber si Robbie es un impío, un hijo del mal con poderes sobrenaturales. Poco es lo que el sacerdote puede averiguar, ya que la madre de Robbie lo echa de su casa antes de que el chico diera una respuesta concreta. Por su parte, Robbie y su madre se ven obligados a irse del pueblo para evitar las habladurías y el acoso de los vecinos.

            Cinco años después, Robbie (Jake Croker) vuelve hecho un adolescente conflictivo. A su vez, se encuentra nuevamente con su amiga de la infancia, Heather (Emily Tennant), y ambos descubren que su vínculo permanece, de alguna manera, intacto. El conflicto se desencadena cuando, tras la llegada de Robbie, una nueva y misteriosa muerte impacta en el pueblo. El detective John Elliot (Vinnie Jones), padre de Heather, y con la ayuda del sacerdote Milotsy, salido de la nada con el fin de asesorar en cuestiones ocultistas, intentará develar el misterio y desenmascarar a Robbie.

            Existen películas que, si bien nos resultan agradables, tienden a ser olvidadas al poco tiempo. Algo me dice que Way of the Wicked será, al menos en mi caso, una de ellas. Con un guión que no conmueve ni defrauda, apuesta todo su arsenal a la sorpresa final. El problema de esto es que su eficacia dependerá de la perspicacia del espectador: si éste logra entrever la resolución, la película le dejará un gusto amargo (admito que esto me pasó a mí); si, por el contrario, se sorprende, entonces puede que el balance sea positivo.

            En todo caso, me abstengo de dar una recomendación.


Ficha técnica:
Título original: Way of the Wicked
Año: 2014
Duración: 92 min.
País: Estados Unidos
Director: Kevin Carraway
Guión: Matthew Robert Kelly
Reparto: Vinnie Jones, Emily Tennant, Jake Croker, Christian Slater