2 de diciembre de 2019

CUANDO LA MUERTE LE GRITÓ A LA VIDA







La Muerte se cruzó con la Vida. No eran habituales los encuentros como ese, pero tampoco imposibles. De vez en cuando ocurrían. Las esferas superiores no estaban exentas de errores ni de contratiempos.

La Muerte, humilde, saludó a la Vida, quien le respondió con apenas un gesto. No era la primera vez, tampoco. A la Vida no le gustaba que la vieran con su contraparte. Decía que le restaba protagonismo.

Pero la Muerte no estaba de humor ese día, y le molestó la altivez de su compañera. Entonces, se le acercó, se le puso adelante y le gritó en plena cara:

-Cansada me tenés, oh Vida, con tus aires de superada. Sabés muy bien que mi mala fama sólo se compara con tu buena reputación, aunque ambas son injustas e infundadas. Sin mí, vos serías insoportable, más odiada de lo que yo lo soy entre los mortales. Donde vos traés dolor, yo traigo alivio; donde vos traés miedo, yo traigo calma; donde vos angustia, yo bienestar; donde vos ira e injusticia, yo paz e igualdad. Todos los problemas que vos ponés en el camino de los hombres, yo los hago desaparecer en un segundo. Donde yo reino, nadie sufre ni nadie se queja.

La Vida, enojada por el planteo de la Muerte, replicó:

-Nadie tiene una fama que, en algún punto, no merezca. ¿No sos vos la que, con tu sola mención, llena de horror y de angustia a todos los hombres, desde el más rico hasta el más pobre?

La Muerte sonrió ante tan absurdo argumento. La Vida siempre resultaba infantil en sus reflexiones. Finalmente, y todavía con la sonrisa en sus labios, la Muerte respondió:

-Sólo a los vivos, y ellos son responsabilidad tuya, tramposa. Sólo los vivos sufren imaginándome, y eso porque no me conocen. Si me conocieran a mí la mitad de lo que te conocen a vos, llorarían con cada nacimiento y festejarían con cada defunción. Vete -concluyó la Muerte, al tiempo que se daba vuelta-, vete a reinar, que tu reino es de muertos que se creen vivos, mientras que el mío es de vivos que se saben muertos.

Dicho esto, la Muerte se alejó de la Vida, sabiendo que, cuando los caminos las volvieran a juntar, el encuentro sería muy distinto.




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