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«–Respiró hondo, con
el aliento entrecortado, y después estalló–: Además, estoy enfadada. Sé que la
vida es dura, creo que en el fondo de su corazón todo el mundo lo sabe, pero ¿por qué tiene que ser cruel, además?
¿Por qué tiene que morder?»
Tengo que admitir algo. Todos saben que soy un seguidor de
Stephen King (un lector constante,
podríamos decir), pero cuando, hace casi un año, escuché hablar de la novela 22/11/63 me sentí algo defraudado. ¿Una
novela de viajes en el tiempo, con lo gastado que está ese tema? ¿Y encima para
salvar la vida de Kennedy, un presidente norteamericano? Me parecía una idea
muy yanqui, y cuando vi que la novela trepaba, en Estados Unidos, a los
primeros puestos y se mantenía ahí, me convencí de que era así. Una novela para
ellos. No quedaba otra, tendría que
esperar a la próxima…
Sin embargo, ni bien salió la compré, por supuesto. Que una
novela de King no me parezca
a priori interesante
no significa que no la espere con ansiedad, que no la compre ni bien salga (lo
que no fue fácil, ya que mi esposa quería regalármela para el día del padre y
no pude esperar esas dos semanas que restaban hasta entonces, dejándola a ella
en la difícil situación de tener que buscar otro regalo) y que no la devore en
pocos días. Hice todo eso y tengo que decir que me vi gratamente sorprendido.
La novela está dentro de lo mejor de King, y toda la propaganda que se hizo en
torno a la figura de JFK (tapa y contratapa incluidas) no fue más que un
recurso propagandístico: la novela tiene 852 páginas y recién intenta salvar a
Kennedy después de la página 700, lo que significa que
22/11/63 es mucho más de lo que el título deja entrever.
Empecemos con el argumento. Jake Epping es un profesor de
Lengua y literatura en una escuela secundaria de Lisbon Falls. Su esposa lo
dejó para irse con otro hombre y su círculo íntimo apenas se reduce a un gato. Un
conocido suyo, Al Templeton, dueño de una casa de comidas de dudosa reputación,
le comparte un descubrimiento sorprendente: en la despensa de su restaurante
hay un portal que permite viajar al pasado, más exactamente a las 11.58 de la
mañana del 9 de septiembre de 1958. La revelación no es gratuita, Al quiere
pedirle un favor: tiene que salvar a Kennedy, asesinado el 22 de noviembre de
1963, para poder así cambiar (para mejor, supone) la historia del mundo. Lo
haría él mismo, incluso lo intentó, pero el pasado es obstinado y no quiere ser
cambiado. Ahora (decir «ahora» en esta novela es toda una paradoja) Al es
víctima de un cáncer de pulmón terminal y no cuenta con el tiempo suficiente
para llevar a cabo su misión. Por eso delega todo a Jake. Y Jake acepta,
después de probar el portal y de convencerse de que no es un extraño sueño.
Pero no lo hace por Kennedy, al menos no en un principio, sino por Harry
Dunning, el conserje del colegio, quien le entrego una redacción (en un curso para
adultos) en donde narraba que, cuando tenía diez años, su padre había entrado a
su casa y había matado a su madre y a sus tres hermanos con un martillo. Jake
no quiere salvar a Kennedy, no todavía; quiere salvar a la familia de Harry, y
ahí es cuando en verdad comienza la historia.
Resumir una novela de casi 900 páginas no tiene sentido, por
lo que no voy a decir más que lo que acabo de decir. Basta con sugerir que la
historia es mucho más compleja e intrincada. Dado que el pasado es obstinado y
no quiere ser cambiado, Jake tendrá que ingeniársela cada vez que intente
modificar algo sustancial. Y, encima, está el efecto mariposa, esa cadena impredecible
de acontecimientos que genera consecuencias imposibles de prever. Nunca se
sabe, tal vez salvar la vida de una persona sea algo inmediatamente bueno, pero
genere consecuencias catastróficas, y cuando esa persona es de la talla de un
presidente de uno de los países más relevantes del mundo, esas consecuencias
pueden ser incluso terminales.
Otro aspecto que me gustaría destacar de
22/11/63 (y me temo que, por venir de un
escritor
popular, muchos no van a
valorar) es el cuadro de época que logra, mostrándonos lo más íntimo de la
cultura norteamericana de fines de los ’50 y principios de los ’60. Todo era
más puro entonces, más inocente, y todo olía peor. Lo que vuelve interesante
este cuadro es su elaboración según la mirada de un personaje perteneciente al
siglo XXI. No se trata de la reconstrucción de una época según las pautas
valorativas de esa misma época (lo que haría, en rigor, una novela histórica),
sino de una reconstrucción por contrastes. Los ’50 y los ’60 son narrados por
Jake Epping, oriundo de 2011. Por eso las imágenes son, en algunos casos, tan
contundentes. Un ejemplo es el fantasma del cáncer (que nuestro siglo le ha
dado alas) presente en muchas prácticas cotidianas de entonces pero que sólo Jake
ve, como fumar en el colectivo o convivir con fábricas contaminantes. En este
sentido, vemos que la «Tierra de Antaño»
era mucho más relajada. Otro, la crisis de los misiles en Cuba, que muestra
la psicosis de un pueblo que realmente creía que todo podía terminarse de un momento
para otro. En este sentido, la «Tierra de
Antaño» era mucho más paranoica.
La temática de los viajes en el tiempo ya está muy gastada,
es verdad. Pero en
22/11/63 podemos
ver varias vueltas de tuerca, con el estilo que sólo King puede darle. Ya no se
trata de algo pintoresco o divertido. Ir al pasado no es una aventura. No. Es
una tarea peligrosa, en la que se compromete no sólo el futuro, ni siquiera el
mundo, sino la realidad misma.
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Sobre el autor: Stephen King nació en Maine (EE.UU.) en 1947. Estudió en la universidad de este Estado y después trabajó como profesor de literatura inglesa. Su primer éxito literario fue
Carrie (1974), que, como muchas de sus novelas posteriores, fue adaptada al cine. Lleva escritas más de cuarenta novelas (entre las que se destacan
Cementerio de animales,
It,
The Green Mile,
Un saco de huesos y la saga
La torre oscura, entre muchas otras) y doscientos relatos. En 2003 fue galardonado con el premio literario estadounidense de mayor prestigio, la medalla de
The National Book Foundation for Distinguished Contribution to American Letters.
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King, Stephen. 22/11/63. Buenos Aires, Plaza & Janés, 2012.
- Más sobre Stephen King en El lugar de lo fantástico:
- «Todo oscuro, sin estrellas, de Stephen King» (aquí)
- «La cúpula, de Stephen King» (aquí)
- «Despues del anochecer, de Stephen King» (aquí)
- «Duma Key, de Stephen King» (aquí)
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