Empecemos con una confesión: soy hipocondríaco y paranoico (supongo que la hipocondría es una forma de paranoia). Por eso, tal vez, la película Contagio (dirigida por Steven Soderbergh y protagonizada por Matt Damon, Laurence Fishburne, Jude Law, Gwyneth Paltrow y Kate Winslet) me pareció intimidante, casi terrorífica. Una película que continuará paseando desde mi consciente a mi inconsciente (y viceversa) durante un buen tiempo.
Contagio tiene como escenario el mundo entero. De repente, un virus (que más tarde será conocido como MEV-1) comienza a propagarse por las principales ciudades del mundo. Los enfermos presentan síntomas similares a los de cualquier gripe (fiebre, dolor de cabeza, molestia en la garganta), con una diferencia: mientras que la gripe estacional tiene una tasa de mortalidad inferior al 0,1%, la de la gripe provocada por el virus MEV-1 supera el 20%. Entonces, de manera predecible, la gente empieza a morir a montones, los vivos entran en pánico y los enfermos se multiplican por doquier. A medida que el virus avanza y se extiende por el globo, las personas saquean los supermercados y las farmacias, las ciudades colapsan y el miedo se vuelve más peligroso que la misma enfermedad que lo genera. Y en medio del caos, los médicos y los científicos, verdaderos héroes de esta historia, intentan encontrar la cura.
Lo que diferencia a Contagio de otras películas «infecto-apocalípticas» (Apocalipsis, Soy leyenda y Epidemia, entre otras), es que la «aventura» es dejada de lado en pos de un realismo científico. No hay un héroe que tenga que ponerse la humanidad sobre el hombro y atravesar una serie extraordinaria de obstáculos con los recursos de su personalidad. No. Los héroes aquí son los médicos, que buscan a contrarreloj una vacuna que ponga límite al contagio. El resto son hombres comunes y silvestres, algunos nobles, otros mezquinos, y otros un poco de ambos, que lo único que pueden hacer es sobrevivir y cuidar a su familia. Por eso, muchos espectadores dirán, con ese dejo de menosprecio que sólo busca diversión rápida y lábil, que esta película es aburrida. Allá ellos.
Para lograr el «realismo científico» antes mencionado, Soderbergh trabajó con Ian Lipkin, director del Centro de Infecciones e Inmunidad de la Universidad de Columbia, y quien, junto a profesionales del argentino Instituto Anlis-Malbrán, logró la decodificación del genoma del virus H1N1. La participación de Lipkin se extendió desde diversas sugerencias en el argumento hasta el diseño del virus MEV-1 (que pasa de los murciélagos a los cerdos y de éstos a los seres humanos), contribuyendo también con el diseño de los vestuarios de los científicos.
En fin, Contagio es una película interesante antes que divertida, y me alegro de que así sea. Es una película que asusta con la realidad (que, de hecho, es lo que más asusta), y que concientiza al tiempo que impacta. Vale la pena verla, sin lugar a dudas.
Contagio tiene como escenario el mundo entero. De repente, un virus (que más tarde será conocido como MEV-1) comienza a propagarse por las principales ciudades del mundo. Los enfermos presentan síntomas similares a los de cualquier gripe (fiebre, dolor de cabeza, molestia en la garganta), con una diferencia: mientras que la gripe estacional tiene una tasa de mortalidad inferior al 0,1%, la de la gripe provocada por el virus MEV-1 supera el 20%. Entonces, de manera predecible, la gente empieza a morir a montones, los vivos entran en pánico y los enfermos se multiplican por doquier. A medida que el virus avanza y se extiende por el globo, las personas saquean los supermercados y las farmacias, las ciudades colapsan y el miedo se vuelve más peligroso que la misma enfermedad que lo genera. Y en medio del caos, los médicos y los científicos, verdaderos héroes de esta historia, intentan encontrar la cura.
Lo que diferencia a Contagio de otras películas «infecto-apocalípticas» (Apocalipsis, Soy leyenda y Epidemia, entre otras), es que la «aventura» es dejada de lado en pos de un realismo científico. No hay un héroe que tenga que ponerse la humanidad sobre el hombro y atravesar una serie extraordinaria de obstáculos con los recursos de su personalidad. No. Los héroes aquí son los médicos, que buscan a contrarreloj una vacuna que ponga límite al contagio. El resto son hombres comunes y silvestres, algunos nobles, otros mezquinos, y otros un poco de ambos, que lo único que pueden hacer es sobrevivir y cuidar a su familia. Por eso, muchos espectadores dirán, con ese dejo de menosprecio que sólo busca diversión rápida y lábil, que esta película es aburrida. Allá ellos.
Para lograr el «realismo científico» antes mencionado, Soderbergh trabajó con Ian Lipkin, director del Centro de Infecciones e Inmunidad de la Universidad de Columbia, y quien, junto a profesionales del argentino Instituto Anlis-Malbrán, logró la decodificación del genoma del virus H1N1. La participación de Lipkin se extendió desde diversas sugerencias en el argumento hasta el diseño del virus MEV-1 (que pasa de los murciélagos a los cerdos y de éstos a los seres humanos), contribuyendo también con el diseño de los vestuarios de los científicos.
En fin, Contagio es una película interesante antes que divertida, y me alegro de que así sea. Es una película que asusta con la realidad (que, de hecho, es lo que más asusta), y que concientiza al tiempo que impacta. Vale la pena verla, sin lugar a dudas.
Ficha técnica:
Título original: Contagion
Año: 2011
Duración: 106 min.
País: Estados Unidos
Director: Steven Soderbergh
Guión: Scott Z. Burns
Reparto: Matt
Damon, Kate Winslet, Laurence Fishburne, Marion Cotillard, Jude Law, Gwyneth
Paltrow, Bryan Cranston
Productora: Warner
Bros. Pictures / Double Feature Films / Participant Media / Regency Enterprises
mmmm la ví hace un par de semanas y me parecio mala...es verdd que como "novedad" no tiene heroes desnaturalizados, pero no me alcanza!
ResponderEliminarAbrazo grande!
JC
Recuerdo esos tiempos locos (2009) en que la gente viajaba en tren y colectivo con barbijo, se pegaban carteles por todas partes pidiendo profilaxis de distinto tipo, etc. Quiero algo así de nuevo, qué película ni película!
ResponderEliminarQuiero eso y el humo del año 2008.
O tal vez sólo quiera volver a esos años, para ser un poco más joven y charlar un poco más con vos, Lucas.
Saludos. Ricardo