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2 de diciembre de 2019

JOKER, ESE POBRE TIPO







«¿Qué obtienes cuando cruzas a un solitario mentalmente
enfermo con una sociedad que lo abandona y lo trata como
a una basura?»
Joker


            Vivimos tiempos particulares. Somos testigos de una revalorización de la categoría de «víctima» como nunca antes se vio en la historia moderna. No mucho tiempo atrás (pienso en la generación de mis abuelos o, incluso, en la de mis padres), la idea de ser una víctima era un trago amargo difícil de sobrellevar. «Victimizarse» era sinónimo de envilecerse. Me imagino a mi abuela gritando «¡Más víctima serás vos!» y a mi abuelo pegándole un sopapo al que osare llamarlo de esa forma. Sin embargo, hoy pasa todo lo contrario. Basta con decir que somos víctimas para que nuestro discurso adquiera un matiz más respetable, más digno de ser oído. Ser víctima hoy dignifica, enaltece y da valor. Tal vez por eso vemos a tanta gente buscando ser reconocida como víctima y no tratando de dejar de serlo. Así, vamos culpando de nuestra situación a condiciones injustas, padres mediocres, gobiernos inútiles, economías despiadadas y a un mundo próximo a extinguirse.

            La concepción a la que me acabo de referir llegó, finalmente, al cine. El Guasón, tal y como aparece en la aclamada película Joker, dirigida por Todd Phillips y formidablemente interpretada por Joaquin Phoenix, es una muestra de esto. Sin subestimar los méritos de la película, el éxito que tuvo y los comentarios apasionados que recibió me parecen el resultado de esta nueva forma de percibir el mundo. Seamos honestos, la película está buena y la actuación de Phoenix es loable, ¿pero tanto frenesí por una reversión que, en otro momento, hubiese generado rechazo o incluso indignación por parte de los fanáticos?

            Este nuevo Guasón dejó de ser el más malo de todos los malos de Ciudad Gótica (como vimos hasta ahora) para convertirse en un pobre tipo enfermo y con buenas intenciones, rechazado por una sociedad que sólo valora lo material. En consecuencia, el Guasón es el producto de un mundo cruel e incomprensivo, mientras que sus homicidios son actos de justicia que equilibran, al menos un poco, la balanza de las desigualdades sociales. Engañado por su madre, abandonado por su padre, abusado, burlado y denigrado por los que lo rodean, el Guasón enloquece con una locura justa, reivindicativa. Él ya no es el malo de la película. Ahora es la víctima. Después de todo, él sólo quería «traer risa y alegría a este mundo frío y oscuro».

            No me extraña el entusiasmo que generó. La película expresa, de alguna manera, lo que muchos hoy quieren escuchar. Por mi parte, no puedo evitar preguntarme qué pasará después. ¿Se viene el Pingüino como el pobre hombre que sufrió bullying por su aspecto cuando era chico? ¿Gatúbela será la empoderada que se impondrá, por medio de su imagen felina, a un patriarcado opresor de carácter lobuno? Todo es posible cuando Hollywood decide conformar al gran público.

            Por lo demás, la película está buena.


***
Título original: Joker
Año: 2019
Duración: 121 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Todd Phillips
Guion: Todd Phillips, Scott Silver
Música: Hildur Guðnadóttir
Fotografía: Lawrence Sher
Reparto: Joaquin Phoenix, Robert De Niro, Zazie Beetz, Frances Conroy, Brett Cullen, Bill Camp, Shea Whigham
Productora: DC Comics / DC Entertainment / Warner Bros. / Village Roadshow / Bron Studios / Creative Wealth Media Finance / 22 & Indiana Pictures. Distribuida por Warner Bros.




CUANDO LA MUERTE LE GRITÓ A LA VIDA







La Muerte se cruzó con la Vida. No eran habituales los encuentros como ese, pero tampoco imposibles. De vez en cuando ocurrían. Las esferas superiores no estaban exentas de errores ni de contratiempos.

La Muerte, humilde, saludó a la Vida, quien le respondió con apenas un gesto. No era la primera vez, tampoco. A la Vida no le gustaba que la vieran con su contraparte. Decía que le restaba protagonismo.

Pero la Muerte no estaba de humor ese día, y le molestó la altivez de su compañera. Entonces, se le acercó, se le puso adelante y le gritó en plena cara:

-Cansada me tenés, oh Vida, con tus aires de superada. Sabés muy bien que mi mala fama sólo se compara con tu buena reputación, aunque ambas son injustas e infundadas. Sin mí, vos serías insoportable, más odiada de lo que yo lo soy entre los mortales. Donde vos traés dolor, yo traigo alivio; donde vos traés miedo, yo traigo calma; donde vos angustia, yo bienestar; donde vos ira e injusticia, yo paz e igualdad. Todos los problemas que vos ponés en el camino de los hombres, yo los hago desaparecer en un segundo. Donde yo reino, nadie sufre ni nadie se queja.

La Vida, enojada por el planteo de la Muerte, replicó:

-Nadie tiene una fama que, en algún punto, no merezca. ¿No sos vos la que, con tu sola mención, llena de horror y de angustia a todos los hombres, desde el más rico hasta el más pobre?

La Muerte sonrió ante tan absurdo argumento. La Vida siempre resultaba infantil en sus reflexiones. Finalmente, y todavía con la sonrisa en sus labios, la Muerte respondió:

-Sólo a los vivos, y ellos son responsabilidad tuya, tramposa. Sólo los vivos sufren imaginándome, y eso porque no me conocen. Si me conocieran a mí la mitad de lo que te conocen a vos, llorarían con cada nacimiento y festejarían con cada defunción. Vete -concluyó la Muerte, al tiempo que se daba vuelta-, vete a reinar, que tu reino es de muertos que se creen vivos, mientras que el mío es de vivos que se saben muertos.

Dicho esto, la Muerte se alejó de la Vida, sabiendo que, cuando los caminos las volvieran a juntar, el encuentro sería muy distinto.




"LOCO" en miNatura 169







Amigos, la revista miNatura acaba de publicar su número 169 (bajo el tema "La locura"). Entre relatos de escritores que admiro, pueden leer mi cuento "Loco", inspirado en mis últimas vacaciones familiares en Tandil. Lo comparto con ustedes y les paso el link para que descarguen la revista. ¡Saludos!





LOCO

Por Lucas Berruezo


            –¡Me vas a volver loco! –le gritó Gustavo a Marco, su hijo de cinco años.
            No era para menos. Desde que habían subido a la cima del cerro Centinela, en Tandil, el chico no paraba de escaparse y de acercarse al precipicio.
            –Tranquilo, Gus –dijo Carlos, su hermano, con una media sonrisa que a Gustavo le endureció el sistema nervioso. Claro, para él era fácil hablar, no tenía hijos y, si a Marco le pasaba algo, no tendría que soportar a Soledad, su ex mujer.
            Gustavo ignoró a Carlos y salió corriendo tras Marco. Lo agarró del brazo y lo zarandeó con fuerza. Por todas partes se escucharon murmullos de desaprobación.
            Marco se puso a llorar, lo que intensificó los murmullos.
            –Dejá, Gus, andate un rato –dijo Carlos al tiempo que se acercaba y le apoyaba una mano en el hombro–. Marco y yo vamos a pasar un tiempo de tío sobrino. ¿No?
            Marco dejó de llorar al instante y, asintiendo, sonrió.
            –Bueno –aceptó Gustavo, no sin dudar–. Pero cualquier cosa escribime.
            –Dale. No te hagás problema –sonrió Carlos–. Vos relajate un rato.
            Gustavo, entonces, bajó del cerro y recorrió el resto del complejo solo. La pasó bien, muy bien, mil veces mejor de lo que la habría pasado con su hijo y su hermano, aunque su paseo duró poco. Su celular sonó a la media hora. Era Carlos.
            «Tenías razón. Te vuelve loco.»
            Gustavo sonrió al leer el mensaje. Al menos, Carlos ya no subestimaría su enojo.
            Empezó a volver. Dos personas de seguridad pasaron a su lado, corriendo. Detrás de ellos, algunos turistas también corrieron.
            –Accidente –escuchó que alguien decía a su lado.
            –¡Qué accidente ni ocho cuartos! –dijo otro– ¡Lo tiró!
            Gustavo se apuró. No tuvo más que acercarse al pie del cerro para ver, entre el gentío, una de las piernitas del accidentado. Reconoció, en seguida, el pantalón de su hijo.




"LA MUERTE DE MI ABUELO" en Periódico Irreverentes







Amigos, Periódico Irreverentes acaba de publicar "La muerte de mi abuelo". ¿Qué puedo decir de esta historia? No más de lo que cuento en ella. Simplemente me gustaría agregar una dedicatoria: "Va para vos, abuelo. Ojalá estés bien". Y gracias a todos ustedes por seguir leyendo.