iluSORIAS es un libro raro, tan raro como el libro que lo inspiró: Los sorias, de Alberto Laiseca. En esta nueva propuesta de la editorial Muerde Muertos, 168 artistas (entre los que hay artistas plásticos, psicólogos, grabadores, escritores, pintores, caricaturistas, cineastas y una larga lista de etcéteras que incluye al mismo Laiseca) contribuyeron a ilustrar la novela más larga e inclasificable de la literatura argentina. Cada uno (en algunos casos, de a dos) ilustró un capítulo de la novela, conformando así una obra colectiva con 165 ilustraciones que de alguna manera trasladan, y también expanden, los 165 capítulos de Los sorias.
iluSORIAS, lo digo una vez más, es un libro raro, tan raro que hay
que hacer malabares sólo para escribir su nombre en el Word. Y esto es apenas
el comienzo. Se puede “leer” (y las comillas son adrede) en cualquier orden o
en ninguno, se puede ir y venir por él (salir o entrar a él) con la sensación
de perderse en sus páginas. La desorientación y la incomodidad son las
compañeras inevitables de esta aventura. Y esto es bueno. En este sentido, iluSORIAS logró mantener el espíritu de
la obra de Laiseca, no sólo no traicionándola, sino homenajeándola del mejor
modo posible: a través del aporte de sentido. iluSORIAS se suma, así, a la novela Los sorias, formando con ella tanto una unidad independiente como un
anexo íntimo y extraño.
De la misma manera que recomiendo
la lectura de Los sorias, recomiendo
también la inmersión en iluSORIAS.
Son experiencias distintas, pero no excluyentes. Hagan la prueba, y después me
cuentan.
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