José María Marcos,
«La Casa Hansen» en Los fantasmas siempre
tienen hambre.
Acabo de terminar de leer Los fantasmas siempre tienen hambre de José María Marcos.
Generalmente, después de terminar un libro, espero varios días antes de
sentarme a escribir una reseña. Generalmente también, evito los comentarios de
libros de cuentos (es poco lo que se puede decir e imposible hacer un resumen
satisfactorio). Pero en este caso, voy a hacer una doble excepción.
El libro
cuenta con once cuentos, todos de terror. Curiosamente, ninguno de ellos se
llama «Los fantasmas siempre tienen hambre», sino que esta frase, tomada de R.
D. Jameson, figura en uno de los tantos epígrafes, específicamente del relato
«Un ángel de la guarda». No obstante, el libro no podría tener un mejor título,
más pertinente. De alguna manera, nos permite ver cómo la vida está rodeada de fantasmas,
aunque no se traten siempre de los ya conocidos espíritus que vuelven de la
muerte a reclamar algo o a llevarse a alguien (aunque estos tampoco faltan, por
supuesto). Un fantasma también puede ser una perversión del alma, un pecado
capital incontrolable, un monstruo ancestral, un odio que supera la vida y la
muerte o un conjunto de manchas que nos persiguen hasta sellar nuestro destino…
Nuestra vida está rodeada de fantasmas que siempre
tienen hambre, y lo peor de todo es
que se alimentan de seres humanos.
Con
diversos homenajes a los maestros del género, los relatos nos atrapan por su contundencia.
Un hombre que recibe la ceguera con alegría porque significa dejar en la
oscuridad al ente que vive dentro de él, un padre violento y obsesivo que está
dispuesto a todo para que su hijo adelgace, un ángel de la guarda que protege
con fines macabros son algunas de las tantas historias que se pueden recorrer
en Los fantasmas siempre tienen hambre.
Todas narradas con una prosa admirable, esa que una vez le hizo decir a Pablo Martínez
Burkett «José escribe de una manera que te dan ganas de aplaudir». Y la verdad es
que sí, dan ganas de aplaudir.
Aplaudamos.
***
Sobre el autor: José
María Marcos está dedicado a desarrollar una obra vinculada al horror
contemporáneo. Ha publicado el libro de cuentos Los fantasmas siempre
tienen hambre (2010); las novelas Recuerdos parásitos (2007)
y Muerde muertos (2012), ambas escritas junto a su hermano
Carlos; las nouvelles El hámster dorado (2014) y Monstruos
de pueblo chico (2015); y el poemario Haikus Bilardo (2014),
con Fernando Figueras e ilustraciones de Matías Berneman. Sus relatos, reseñas
y entrevistas sobre literatura fantástica han aparecido en diversas revistas,
como Insomnia y miNatura. Magíster en
Periodismo y Medios de Comunicación (Universidad Nacional de La Plata), dirige
el semanario La Palabra de Ezeiza (fundado en febrero de
1995). Nació el 17 de septiembre de 1974 en Uribelarrea (Argentina). En 2009,
resultó finalista en el IV Premio de Literatura de Terror Villa de Maracena
(Granada). En 2011, fue ganador del Concurso Nuevo Sudaca Border
2010-11, de la editorial Eloísa Cartonera (Buenos Aires), y logró el 1º
Premio en el XVII Concurso de Cuentos Fantásticos y de Terror Idus de Marzo
(Dos Hermanas, Sevilla). El mismo año, el conjunto de su obra recibió el reconocimiento
del Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires y la Dirección de
Educación y Cultura de la Municipalidad de Ezeiza, por su aporte a la literatura
bonaerense.
La Casa Hansen y El Gordo son, creo yo, los mejores del libro. No te resultó igual de perturbador El Gordo?
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