Netflix acaba de estrenar Distancia de rescate, la adaptación de la novela homónima de Samanta Schweblin, una de las escritoras más sobresalientes de la literatura de lengua hispana de este tumultuoso siglo que transitamos.
¡Qué difícil escribir un artículo sobre esta película! En rigor, está buena. Me gustó. Claudia Llosa hizo un buen trabajo con la dirección. El guion, suyo y de la misma Schweblin, es fiel a la novela, al menos hasta donde se podía esperar que lo fuera. Las actuaciones de María Valverde y de Dolores Fonzi son dignas de elogio. Y, sin embargo…
El verdadero problema de esta película es, al mismo tiempo, su razón de ser: la novela. Lo interesante de Distancia de rescate /libro/ es la experiencia de lectura que representa y exige. Este es un extenso diálogo entre Amanda y David. No hay capítulos, no hay subdivisiones. Todo es una larga exhalación narrativa, que va develando poco a poco el entramado trágico (con revelaciones manifiestas que el lector ingenuo de la primera lectura deja pasar, pero que en una segunda lectura sorprenden por su anticipación y claridad). Esta novedad de diálogo de voces más que de personajes es un hallazgo que la película intenta utilizar, aunque de manera secundaria. En ella, es la imagen la que gana protagonismo, y no podía ser de otra manera. Las voces (en off) están ahí, y hacen su trabajo bastante bien, pero son el fondo de la imagen, en vez de ser el fundamento perceptible de los acontecimientos. Dicho de otro modo, mientras que en la película la imagen expone la trama, todo en la novela es oscuridad alumbrada por la palabra.
Sé que estoy abordando el agotador problema de “la película o el libro”, y no es mi intención profundizar en esto (menos cuando sabemos que el libro es el eterno triunfador descartado, que gana ante la película, invicta perdedora que todo el mundo elige). Pero no puedo más que plantearlo, ya que elegir entre ellas es un dilema que no encuentra justificación. ¿Por qué escoger Distancia de rescate /film/ cuando su fuente se lee en un solo día? Además, por si fuera poco, el cine en este caso se convierte en el asesino de la letra impresa. Lo extraordinario de la lectura se vuelve posible ante el “lector ingenuo” que mencioné antes. El no saber, el no entender y la ansiedad que provoca la desorientación sobre lo que está pasando hacen que el lector desespere ante las páginas. Quien vaya al libro después de ver la película carecerá de la bendita ignorancia que permite y propicia esta inusual experiencia textual.
En fin, mi humilde recomendación es que lean primero el libro. No se lo pierdan. Una vez perdido el estado de inocencia, ya no se vuelve a recuperar. Y sería una lástima.
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Título original: Distancia de rescate
Año: 2021
Duración: 93
min.
País: Perú
Dirección: Claudia Llosa
Guion: Claudia
Llosa, Samanta Schweblin.
Novela:
Samanta Schweblin
Música: Natalie
Holt
Fotografía: Óscar Faura
Reparto: María
Valverde, Dolores Fonzi, Guillermo Pfening, Germán Palacios, Emilio Vodanovich,
Marcelo Michinaux, Guillermina Sorribes Liotta
Productora: Coproducción Perú-Estados Unidos-Chile-España; Paradise Falls Peru, Gran
Via Productions, Fabula, Wanda Films.
Distribuidora: Netflix
Menos mal que no la vi primero entonces. Voy a leer el libro ya que no lo hice todavía. Y como decís, difícilmente después me conforme la peli. Una sola película me pareció mejor que el libro, El niño de pijamas a rayas. Y una que está cabeza a cabeza es El silencio de los corderos. Bueno el libro, buena la peli.¡Gracias por la recomendación!
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