«¡Quiero ser feliz!», dijo y dio un portazo. Respiró el aire liviano de un
afuera sin límites ni condiciones. Supo, o intuyó, que su libertad le daría lo
que buscaba. No supo, o no le importó, que su libertad condenaba a los que
dejaba atrás.
«¡Quiero ser feliz!», dijo y dio un portazo. Respiró el aire liviano de un
afuera sin límites ni condiciones. Supo, o intuyó, que su libertad le daría lo
que buscaba. No supo, o no le importó, que su libertad condenaba a los que
dejaba atrás.
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