Día a día, mucho más en Facebook

12 de noviembre de 2009

Ya salió el primer número de SUDOR DE TINTA

.


.
www.sudordetinta.com.ar


.
Ya salió el primer número de la revista de literatura argentina contemporánea SUDOR DE TINTA.

Podrán leer artículos sobre las últimas novelas de los escritores que se encuentran actualmente publicando.

Además de una entrevista imperdible a Elsa Drucaroff , autora de El infierno prometido, una excelente e impactante novela que funde lo histórico con lo literario, lo perverso con lo aceptable, lo mórbido con lo deseable.

Y otras tantas cosas más.
.

11 de noviembre de 2009

PINTURA DE HORROR: José Manuel Schmill

.
.
José Manuel Schmill Ordóñez nació el 21 de abril de 1934, en México. Si bien muchos lo conocen por su trabajo con los paisajes y retratos, sus cuadros de monstruos van cobrando cada vez más notoriedad. Y no es para menos. La pintura de Schmill es sórdida, oscura y perturbadora. Se dice que comenzó a imaginar monstruos a la tierna edad de 10 años, inspirado por el cine de Hollywood, y que, careciendo de los recursos para adquirir pinturas, los pintaba con pasta de dientes. En sus propias palabras: “Me gusta mucho que esté bien pintado el cuadro porque ahora hay muchos improvisados que se llaman artistas y no saben ni dibujar. A mí me gusta mucho que esté bien hecho, bien dibujado y bien logrado aunque el tema sea monstruoso, aunque sea disonante. Pero puedo pintar las dos cosas; en realismo absoluto puedo pintar una mujer bellísima y también un monstruo de lo más horrendo”.

Creo que sobran palabras. Mejor veamos algunos de los cuadros de este grandioso pintor:
.





.
.
.

.

10 de noviembre de 2009

LAS RUINAS, de Scott Smith

.

«Todo iba mal, espantosamente mal, y no había forma de detenerlo, no había forma de escapar.»
Scott Smitt, Las ruinas
.



         Hay libros que producen sensaciones físicas. Algunos marean, otros exasperan y otros dan placer. No hablo en sentido figurado, sino de reacciones físicas concretas. Me ha pasado de leer libros muy aburridos que me generaron un estado de nerviosismo (cercano a la ira) muy concreto. Bueno, Las ruinas (The Ruins), de Scott Smith, me produjo, también, una sensación específica: asfixia. A medida que avanzaba en la lectura, sentía que me ahogaba, que incluso llegaba a desesperarme. El miedo, a veces, produce cosas como ésas. Es algo que no me suele pasar mucho con las historias, así que le agradezco a Smith por lo que hizo.

         Las ruinas cuenta la historia de Jeff, Amy, Eric y Stacy, un grupo de amigos norteamericanos que van de vacaciones a México, en donde conocen a Mathias (un joven alemán que había viajado con su hermano) y a un grupo de griegos que se hacen llamar Pablo, Juan y Don Quijote. Luego de que Mathias relata cómo su hermano lo abandonó en pleno Cancún para ir detrás de una mujer arqueóloga de la que se había enamorado, Jeff le ofrece ir en su búsqueda. Amy, Stacy y Eric aceptan a regañadientes y Pablo, dado que no habla ni una palabra en inglés, se les une sin saber muy bien para qué. El terror comienza una vez que los jóvenes encuentran el campamento de los arqueólogos, instalado en una colina cubierta por una extraña planta de flores rojas. El problema es que la planta no es una planta común, sino una especie sin igual, asesina, inteligente e implacable, que es custodiada por un pequeño pueblo de descendientes mayas. Hay una pequeña línea que divide la planta del resto del mundo, y una vez que se pasa del otro lado, los mayas se encargan de que no haya vuelta atrás. De un lado, los mayas con sus armas, del otro, la planta con su apetito voraz. Y allí, los jóvenes, haciendo lo posible por sobrevivir.

         La novela está muy buena. El hecho de que no esté dividida en capítulos (sólo está separada por espacios en blanco que más que dividir la historia permite continuar la misma según la visión de los distintos personajes americanos) contribuye a esa sensación de asfixia. No hay respiro. La historia sigue y sigue sin descanso, en una carrera que no tiene ninguna vuelta atrás. De no haber tenido otras obligaciones, hubiese leído las cuatrocientas páginas de un tirón (aunque, bueno, las leí en dos tirones). Es realmente interesante lo que consiguió este autor con un grupo de personajes y un solo escenario. La desesperación de los jóvenes es contagiosa y nos obliga a preguntarnos qué haríamos nosotros en una situación similar. Por primera vez en mi vida, tuve la sensación de que sería capaz de suicidarme. De estar en el lugar de esos muchachos, creo que sería lo único que podría hacer. Supongo que es otra cosa que debería agradecerle a Smith.

         Por último, después de leer el libro me senté a ver la película. No suelo hacer eso, pero como la adaptación y el guión estuvieron a cargo de Scott Smith decidí hacer la prueba. Sin lugar a dudas cometí un error. La película simplifica la historia hasta el extremo: se reduce la presencia de un personaje y lo que en la novela hacen unos, en la película lo hacen otros. El final, por supuesto, es distinto (más acorde con lo que se espera de una película de Hollywood) y la asfixia que antes mencioné desaparece por completo.


.
***
Sobre el autor:
Scott Smith nació en Summit, New Jersey, en 1965. Estudió en el Dartmouth College y en la Universidad de Columbia y llegó a graduarse de las dos Universidades. En 1993 escribió su primera novela, Un plan sencillo (A Simple Plan), que años después fue adaptada al cine bajo la dirección de Sam Raimi. Las ruinas (The Ruins), su segunda novela, fue publicada en 2006 y recibió buenas críticas. Actualmente vive en la ciudad de Nueva York.


.
- Smith, Scott. Las ruinas. Buenos Aires, Ediciones B, 2007.

.