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29 de diciembre de 2011

TODO OSCURO, SIN ESTRELLAS, de Stephen King

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         Todo oscuro, sin estrellas (Full Dark, No Stars) reúne cuatro novelas cortas de Stephen King. Se trata de cuatro nouvelles un tanto disparejas, que van desde el género fantástico (Una extensión justa) hasta la novela realista (Camionero Grande y Un buen matrimonio), pasando incluso por una elaboración de ambas bajo un tinte psicológico (1922). Por otra parte, todas tienen en común su calidad narrativa y argumental, propia de un escritor capaz y consciente de su oficio.

         Se ha comparado a Todo oscuro, sin estrellas con otros libros de King, en especial con Las cuatro estaciones (Different Seasons, 1982) y con Las cuatro después de la medianoche (Four Past Midnight, 1990). La comparación no es casual, ya que estos libros también reúnen cuatro novelas cortas. De esta manera, se ha intentado desmerecer el último libro aduciendo que no está a la altura de sus predecesores. No estoy de acuerdo, la comparación es injusta: se compara un libro apenas salido de la editorial con otros que ya tuvieron el tiempo suficiente para ser asimilados e, incluso, transmutados gracias al poder visual de Hollywood (me pregunto cuántos hablan de El cuerpo pensando en realidad en Cuenta conmigo o de Rita Hayworth y la redención de Shawshank pensado en Sueños de libertad, ni qué hablar de Morton Rainey encarnado magistralmente por Johnny Depp). Por mi parte, creo que las comparaciones son provechosas, siempre y cuando no tengan como único objetivo desacreditar uno de los elementos comparados. Es este caso en particular, creo que Todo oscuro, sin estrellas nos muestra a un Stephen King más maduro, que nada tiene que envidiarle a su otro yo pretérito.

         En el «Epílogo» del libro, King escribe: «En Todo oscuro, sin estrellas me he esforzado al máximo por consignar qué podría hacer la gente, y cómo podría comportarse, bajo ciertas circunstancias extremas» (p. 437). Una vez más, la literatura funciona aquí como búsqueda de sentido, como exploración del alma humana. El resultado es satisfactorio. Sin llegar a ninguna conclusión definitiva, King pone a sus personajes en situaciones límite y los deja hacer, como si su tarea fuera sólo observarlos y narrar lo que observa para que nosotros, sus Lectores Constantes, podamos verlo también. Y aprender un poco de lo que vemos, según nuestra propia concepción de las cosas.

         Hasta aquí mi valoración del libro en general. Veamos ahora cada historia en particular.




- 1922

         Todo el escrito es la confesión de Wilfred Leland James, un granjero de Nebraska que asesina a su esposa (e induce a su hijo Henry a ayudarlo) por querer vender las tierras que había heredado de su padre. Se trata, como dije antes, de una novela con tintes psicológicos, en la que Wilf intenta hacer catarsis por medio de la escritura antes de que la venganza y la justicia (que en este caso son la misma cosa) terminen con su vida. No le falta nada, la prosa es contundente y certera; la construcción de los personajes, abrumadora; y el lector corre el riesgo de que la sangre le salpique la cara si se acerca mucho al libro. De hecho, me arriesgaría a decir que la escena del asesinato está dentro de las mejores escenas (si no la mejor) de ese tipo que leí en mi vida.




- Camionero Grande

         Al volver de una jornada que la tuvo como figura central, la escritora de intriga Tess pincha una rueda de su auto en medio de una desolada ruta de Nueva Inglaterra. En ese momento, cual héroe automovilístico, llega un camionero de magnitudes físicas enormes que se ofrece a ayudarla. Tess acepta, sin saber que ese camionero no tiene nada de héroe, sino que se trata de la persona que le tendió una trampa y que va a violarla y a dejarla abandonada en el bosque, dándola por muerta. Después de eso, Tess sólo podrá elegir entre dos caminos, o denuncia lo que le pasó (y asume todas las consecuencias de hacerlo, entre ellas la exposición pública) o toma venganza por sus propias manos.

         Camionero Grande se trata de una nouvelle rigurosamente realista. De hecho, todo el tiempo se compara la historia con películas y novelas, especulando con lo que pasaría en ellas y lo que finalmente termina pasando aquí. Mientras que en las películas de terror y en las novelas policiales las historias se van complicando (diversos obstáculos se van interponiendo entre el protagonista y su objetivo), en Camionero Grande las cosas se van dando más o menos como lo espera Tess. Incluso cuando aparece algún imprevisto, éste no representa ningún peligro. Así, King parecería decir que en la vida real, a diferencia de la ficción, las cosas malas existen, pero no tienen por qué ensañarse con el protagonista-víctima. Todo esto dicho desde una ficción, claro.




- Una extensión justa

         La novela más breve y, tal vez, la más oscura de todas las reunidas en Todo oscuro, sin estrellas. Nos muestra, dándole una vuelta de tuerca al tema del «pacto con el diablo», que detrás de una persona cordial se puede esconder un ser envidioso, resentido y profundamente dañino. Es el caso de Dave Streeter, que ve cómo a su alrededor las personas están cada vez mejor, mientras que a él le acaban de diagnosticar un cáncer virulento e irreversible. Ahora bien, en medio de su nada envidiable existencia, Streeter conoce a Alobid, un hombre misterioso con un extraño puesto de venta al costado de una ruta, que le ofrece un trato interesante: ¿qué haría si pudiera deshacerse de esa «putada» que le habían hecho a él, haciéndole una «putada» a alguien más?




- Un buen matrimonio

         ¿Qué pasaría si descubriéramos que la persona a la que amamos y con la que convivimos durante varias décadas es en realidad un monstruo? Esta novela trata de dilucidar una respuesta.

         Después de veintisiete años de casados, Darcy descubre que Bob, su marido, es todo un monstruo, uno digno de una película de horror, que podría llevar una máscara en el rostro, una motosierra en la mano o un nombre como Hannibal. Pero ése es sólo el comienzo, lo verdaderamente interesante de la historia viene después, en el «qué haríamos después de descubrirlo». De esta manera, King le da un nuevo giro a las historias de psicópatas, indagando no sólo en la mente de ellos (que lo hace y muy bien), sino también en la de la persona que lo descubre y tiene que lidiar con ese hallazgo. En este caso, su esposa de toda la vida, con la que tuvo dos preciosos hijos y una vida prolija, cómoda y amorosa. Con la que tuvo un buen matrimonio, sin ir más lejos.





- CONCLUSIÓN

         Creo que no hace falta aclarar que recomiendo este libro. Los Lectores Contantes no se van a desilusionar, y para aquellos que quieran adentrarse en el «universo King», este libro representa una buena puerta de entrada.

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Sobre el autor: Stephen King nació en Maine (EE.UU.) en 1947. Estudió en la universidad de este Estado y después trabajó como profesor de literatura inglesa. Su primer éxito literario fue Carrie (1974), que, como muchas de sus novelas posteriores, fue adaptada al cine. Lleva escritas más de cuarenta novelas (entre las que se destacan Cementerio de animales, It, The Green Mile, Un saco de huesos y la saga La torre oscura, entre muchas otras) y doscientos relatos. En 2003 fue galardonado con el premio literario estadounidense de mayor prestigio, la medalla de The National Book Foundation for Distinguished Contribution to American Letters.
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- King, Stephen. Todo oscuro, sin estrellas. Buenos Aires, Plaza & Janés, 2011.
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  • Más sobre Stephen King en El lugar de lo fantástico:

«22/11/63, de Stephen King» (aquí)

- «La cúpula, de Stephen King» (aquí)

- «Trailer de La cúpula» (aquí)

- «Despues del anochecer, de Stephen King» (aquí)

- «Duma Key, de Stephen King» (aquí)

- «Trailer de Duma Key» (aquí)

- «La nueva novela de Stephen King: Under the Dome» (aquí)

23 de diciembre de 2011

CONTAGIO: para obsesivos y paranoicos

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         Empecemos con una confesión: soy hipocondríaco y paranoico (supongo que la hipocondría es una forma de paranoia). Por eso, tal vez, la película Contagio (dirigida por Steven Soderbergh y protagonizada por Matt Damon, Laurence Fishburne, Jude Law, Gwyneth Paltrow y Kate Winslet) me pareció intimidante, casi terrorífica. Una película que continuará paseando desde mi consciente a mi inconsciente (y viceversa) durante un buen tiempo.

         Contagio tiene como escenario el mundo entero. De repente, un virus (que más tarde será conocido como MEV-1) comienza a propagarse por las principales ciudades del mundo. Los enfermos presentan síntomas similares a los de cualquier gripe (fiebre, dolor de cabeza, molestia en la garganta), con una diferencia: mientras que la gripe estacional tiene una tasa de mortalidad inferior al 0,1%, la de la gripe provocada por el virus MEV-1 supera el 20%. Entonces, de manera predecible, la gente empieza a morir a montones, los vivos entran en pánico y los enfermos se multiplican por doquier. A medida que el virus avanza y se extiende por el globo, las personas saquean los supermercados y las farmacias, las ciudades colapsan y el miedo se vuelve más peligroso que la misma enfermedad que lo genera. Y en medio del caos, los médicos y los científicos, verdaderos héroes de esta historia, intentan encontrar la cura.

         Lo que diferencia a Contagio de otras películas «infecto-apocalípticas» (Apocalipsis, Soy leyenda y Epidemia, entre otras), es que la «aventura» es dejada de lado en pos de un realismo científico. No hay un héroe que tenga que ponerse la humanidad sobre el hombro y atravesar una serie extraordinaria de obstáculos con los recursos de su personalidad. No. Los héroes aquí son los médicos, que buscan a contrarreloj una vacuna que ponga límite al contagio. El resto son hombres comunes y silvestres, algunos nobles, otros mezquinos, y otros un poco de ambos, que lo único que pueden hacer es sobrevivir y cuidar a su familia. Por eso, muchos espectadores dirán, con ese dejo de menosprecio que sólo busca diversión rápida y lábil, que esta película es aburrida. Allá ellos.

          Para lograr el «realismo científico» antes mencionado, Soderbergh trabajó con Ian Lipkin, director del Centro de Infecciones e Inmunidad de la Universidad de Columbia, y quien, junto a profesionales del argentino Instituto Anlis-Malbrán, logró la decodificación del genoma del virus H1N1. La participación de Lipkin se extendió desde diversas sugerencias en el argumento hasta el diseño del virus MEV-1 (que pasa de los murciélagos a los cerdos y de éstos a los seres humanos), contribuyendo también con el diseño de los vestuarios de los científicos.

         En fin, Contagio es una película interesante antes que divertida, y me alegro de que así sea. Es una película que asusta con la realidad (que, de hecho, es lo que más asusta), y que concientiza al tiempo que impacta. Vale la pena verla, sin lugar a dudas.


Ficha técnica:
Título original: Contagion
Año: 2011
Duración: 106 min.
País: Estados Unidos
Director: Steven Soderbergh
Guión: Scott Z. Burns
Reparto: Matt Damon, Kate Winslet, Laurence Fishburne, Marion Cotillard, Jude Law, Gwyneth Paltrow, Bryan Cranston
Productora: Warner Bros. Pictures / Double Feature Films / Participant Media / Regency Enterprises