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5 de septiembre de 2021

Entrevista en INSOMNIA 271





          En el número 271 de INSOMNIA, la revista argentina dedicada a Stephen King, José María marcos me hizo una entrevista a raíz de la publicación de ENFERMOS DE OSCURIDAD. Además, y como si esto no fuera ya maravilloso, José María cierra con una interesante reseña del libro. Comparto con ustedes la nota y les dejo el link para que descarguen la revista completa, que está buenísima.

          ¡Gran abrazo para todos y muchas gracias a José María Marcos y a la revista INSOMNIA!


https://stephenking.com.ar/2020/11/01/insomnia-no-271/



20 de marzo de 2021

DESATORMENTÁNDONOS, de José María Marcos






«A la vuelta, mi padre me mandó a dormir y pude escuchar que siguieron discutiendo. No sé cuántas horas, porque, si bien intenté quedarme despierto, el sueño me venció. ¿Qué más podía pasar? Tarde o temprano, el sueño vence a los vivos y a los muertos que sufren insomnio.»

José María Marcos, «El abuelo Bubby» en Desatormentándonos.



Razones ocultas: el número «10»

 

Cuando terminé de leer Desatormentándonos, no pude evitar preguntarme por qué un libro así tuvo que esperar diez años para ver la luz. La historia de la literatura está llena de paradojas y de casos en los que los libros toman caminos misteriosos e inexplicables, como si siguieran los designios de una deidad textual caprichosa. Esto parece haber ocurrido con la compilación de cuentos que hoy nos ocupa. Su autor, José María Marcos, de forma consciente o tal vez sin saberlo, pareció seguir, con coherencia y disciplina, una constante que tiene al número «10» como protagonista.

Sin intención de hacer numerología, se puede señalar que, a veces, ciertos números se destacan en algunos textos. En la Divina Comedia, por ejemplo, podemos ver cómo, entre otras tantas claves alegóricas, sobresale el número «3»: tres partes, treinta y tres cantos, tres protagonistas, estrofas formadas con tercetos encadenados… En el caso de Desatormentándonos, es el número «10» el que no deja de llamarnos la atención, principalmente por las relaciones extratextuales que se establecen con él. Diez cuentos, que tardaron diez años en reunirse en un único tomo, justo para conmemorar los diez años de vida de la editorial Muerde Muertos, en el año 2020 (es decir, «2» veces el número «20», que si lo dividimos justamente por «2» nos da «10»). Así, vemos que el motivo por el cual este título tuvo que esperar una década para nacer nos trasciende, guarda razones misteriosas y hace de él (cuando no de nosotros, sus lectores) un elemento digno de una de sus historias.

En fin, existen cuestiones que no podemos entender, mandatos que seguimos y cumplimos sin siquiera darnos cuenta. El mundo, en muchas ocasiones, se nos rebela peligroso en la imposibilidad de explicar sus fenómenos. Es ese mundo que, no pocas veces, nos atormenta. Por suerte existen libros como éste: para poder conjurar el miedo con el terror; para perdernos en sus historias; para, en definitiva, desatormentarnos.

 

 

Terror desde todos los frentes

 

Los cuentos de Desatormentándonos nos muestran diferentes argumentos, pero todos coinciden en dos aspectos fundamentales: el terror y lo fantástico. Las historias combinan, de manera magistral, el miedo con los pliegues oscuros de una realidad que, en el plano de las vivencias, insistimos en considerarla rígida, transparente y explicable. Desde experimentos que se vuelven en contra del experimentador hasta animales aparentemente inofensivos que traen a la Tierra el apocalipsis, el libro presenta máquinas tan humanas como un dios que se enamora, seres de la noche cuya sensualidad nos pierde en la espera que obliga su ausencia (y, fatalmente, su presencia), muertos que vuelven a la vida para enseñarnos las bondades de la muerte, entre otras tantas singularidades. El talento de José María Marcos para sorprendernos página tras páginas es notable. 

Por mi parte, me gustaría mencionar de manera especial «El Cangrejo», uno de mis favoritos. En él, un narrador ya adulto cuenta una anécdota que, según cree, casi le costó la vida cuando era chico: aquella vez en que él y su amigo Gastón Capistrano decidieron meterse en la residencia El Cangrejo, perteneciente al fotógrafo Eusebio Cardini, mientras éste se encontraba en la taberna del pueblo. Lo que comienza siendo una travesura inocente (los chicos no buscaban más que «robar» nísperos y ciruelas) se convierte en una experiencia traumática que llegará a romper las leyes naturales tales y como las conocemos. «El Cangrejo» es un relato fantástico de una precisión milimétrica, que deja al lector alucinado. Poseedor de un final sorprendente (del que no diré nada para evitar todo posible spoiler), llegamos a él poco a poco, en una especie de descenso a lo inquietante. Cuando lo terminé de leer, no pude más que quedarme en silencio, con la vista perdida en cualquier parte y la mente poco menos que desecha.

 

 

«Que sea rock»

 

El título del libro, Desatormentándonos, que también es el nombre de uno de los cuentos, hace alusión al primer álbum de Pescado Rabioso, banda legendaria del rock argentino liderada por Luis Alberto Spinetta. Este paralelismo con el rock nacional lo podemos ver también en los otros dos libros que publicó la editorial Muerde Muertos en este festejo por sus diez años. Me refiero a No obstante lo cual de Carlos Marcos (que hace referencia a Riff, banda de Pappo) y Olvidemos todo de una vez de Fernando Figueras (cuyo título es, a su vez, un verso de la canción «Estertor» de Babasónicos). Esta triada rinde, entonces, un doble homenaje: por un lado, remite a la música y, por otro, es una celebración de la misma editorial Muerde Muertos, que hace diez años nacía con tres títulos de estos mismos autores.

 

 

Imperativo categórico

 

No voy a negar que soy un admirador de José María Marcos. De hecho, considero que Muerde Muertos, novela que escribió junto a su hermano Carlos, es una de las mejores novelas de terror fantástico de la literatura argentina. Ahora, Desatormentándonos viene a continuar lo que hace diez años comenzó con Los fantasmas siempre tienen hambre, su primer libro de cuentos. Decir que recomiendo todos estos libros sería como decirle a una persona que acaba de ser mordida por una serpiente venenosa que tome el correspondiente antídoto. Más que una recomendación, es una exigencia. Lean Desatormentándonos. Lean todo José María Marcos.

 

 

Marcos, José María. Desatormentándonos. Buenos Aires, Muerde Muertos, 2020.

 

 

***

Ph.: Ale Meter
Sobre el autor: José María Marcos (Uribelarrea, 1974) es escritor, periodista y editor. Publicó las novelas Recuerdos parásitos (2007) y Muerde Muertos (2012), en coautoría con su hermano Carlos; las nouvelles El hámster dorado (2014), Monstruos de pueblo chico (2015) y Frikis mortis (2016), dedicadas al público infantil y juvenil; el poemario Haikus Bilardo (2014), con Fernando Figueras; y los libros de cuentos Los fantasmas siempre tienen hambre (2010) y Desatormentándonos (2020). Magíster en Periodismo y Medios de Comunicación (Universidad Nacional de La Plata), dirige el semanario La Palabra de Ezeiza —fundado en 1994— y el sello Muerde Muertos, creado en 2010 con su hermano Carlos. 




23 de julio de 2015

LOS FANTASMAS SIEMPRE TIENEN HAMBRE, de José María Marcos




«Pensé que superaríamos la pelea dejando que el tiempo transcurriese, y ese fue el error. Subestimamos nuestros sentimientos más oscuros, y los días fueron abriendo una herida que jamás sanó, o, peor, que cicatrizó con una enorme franja que nos separó para siempre.»
José María Marcos, «La Casa Hansen» en Los fantasmas siempre tienen hambre.

Acabo de terminar de leer Los fantasmas siempre tienen hambre de José María Marcos. Generalmente, después de terminar un libro, espero varios días antes de sentarme a escribir una reseña. Generalmente también, evito los comentarios de libros de cuentos (es poco lo que se puede decir e imposible hacer un resumen satisfactorio). Pero en este caso, voy a hacer una doble excepción.

            El libro cuenta con once cuentos, todos de terror. Curiosamente, ninguno de ellos se llama «Los fantasmas siempre tienen hambre», sino que esta frase, tomada de R. D. Jameson, figura en uno de los tantos epígrafes, específicamente del relato «Un ángel de la guarda». No obstante, el libro no podría tener un mejor título, más pertinente. De alguna manera, nos permite ver cómo la vida está rodeada de fantasmas, aunque no se traten siempre de los ya conocidos espíritus que vuelven de la muerte a reclamar algo o a llevarse a alguien (aunque estos tampoco faltan, por supuesto). Un fantasma también puede ser una perversión del alma, un pecado capital incontrolable, un monstruo ancestral, un odio que supera la vida y la muerte o un conjunto de manchas que nos persiguen hasta sellar nuestro destino… Nuestra vida está rodeada de fantasmas que siempre  tienen hambre, y lo peor de todo es que se alimentan de seres humanos.

            Con diversos homenajes a los maestros del género, los relatos nos atrapan por su contundencia. Un hombre que recibe la ceguera con alegría porque significa dejar en la oscuridad al ente que vive dentro de él, un padre violento y obsesivo que está dispuesto a todo para que su hijo adelgace, un ángel de la guarda que protege con fines macabros son algunas de las tantas historias que se pueden recorrer en Los fantasmas siempre tienen hambre. Todas narradas con una prosa admirable, esa que una vez le hizo decir a Pablo Martínez Burkett «José escribe de una manera que te dan ganas de aplaudir». Y la verdad es que sí, dan ganas de aplaudir.

            Aplaudamos.


***

Sobre el autor: José María Marcos está dedicado a desarrollar una obra vinculada al horror contemporáneo. Ha publicado el libro de cuentos Los fantasmas siempre tienen hambre (2010); las novelas Recuerdos parásitos (2007) y Muerde muertos (2012), ambas escritas junto a su hermano Carlos; las nouvelles El hámster dorado (2014) y Monstruos de pueblo chico (2015); y el poemario Haikus Bilardo (2014), con Fernando Figueras e ilustraciones de Matías Berneman. Sus relatos, reseñas y entrevistas sobre literatura fantástica han aparecido en diversas revistas, como Insomnia y miNatura. Magíster en Periodismo y Medios de Comunicación (Universidad Nacional de La Plata), dirige el semanario La Palabra de Ezeiza (fundado en febrero de 1995). Nació el 17 de septiembre de 1974 en Uribelarrea (Argentina). En 2009, resultó finalista en el IV Premio de Literatura de Terror Villa de Maracena (Granada). En 2011, fue ganador del Concurso Nuevo Sudaca Border 2010-11, de la editorial Eloísa Cartonera (Buenos Aires), y logró el 1º Premio en el XVII Concurso de Cuentos Fantásticos y de Terror Idus de Marzo (Dos Hermanas, Sevilla). El mismo año, el conjunto de su obra recibió el reconocimiento del Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires y la Dirección de Educación y Cultura de la Municipalidad de Ezeiza, por su aporte a la literatura bonaerense.



20 de octubre de 2012

MUERDE MUERTOS (QUIÉN ALIMENTA A QUIÉN…)



«A veces los muertos son tan codiciosos como nosotros.»
Carlos Marcos y José María Marcos, Muerde muertos (quién alimenta a quién…)



          Por lo general, los libros defraudan. Admitamos eso. Aproximadamente, de diez libros que uno lee, siete decepcionan y se encaminan al olvido, dos gustan y permanecen por algún tiempo en nuestra memoria (con un poco de suerte, los años pasan sin despojarnos de sus títulos) y uno (o ninguno) hace sentir que realmente valió la pena leerlo. Ése se queda en un lugar preferencial de nuestra biblioteca, y no por su espacio físico (que comparte indistintamente con otros), sino por la atracción que ejerce a nuestra mirada, siempre atenta a su lomo, con la intención (y esperanza) de volver a sus páginas en cuanto se disponga del tiempo suficiente. Esos son los libros-excepciones que nos hacen recordar por qué elegimos dedicarnos a la literatura. Muerde muertos (quién alimenta a quién…), de Carlos y José María Marcos, es uno de esos libros.

          Muerde muertos es una novela epistolar que pone en escena el intercambio de Blaise Orbañeja, un bibliotecario retirado que vive en Buenos Aires, y Jesús Figueras Yrigoyen, un periodista argentino que vive su retiro en Salamanca. Orbañeja contacta a Figueras Yrigoyen con el fin de pedirle un favor: necesita que encuentre un libro que, supuestamente, está en Salamanca. El favor no es gratuito, Orbañeja promete revelarle a Figueras Yrigoyen dónde está el cuerpo de su hermano Ignacio, muerto en circunstancias misteriosas. De esta manera, los dos aúnan fuerzas (Orbañeja contribuye con sus recuerdos y Figueras Yrigoyen con la investigación) para hallar el Tratado teórico del oficio de muerde muertos, un libro publicado en 1649 por el Conde de Orbañeja del Castillo (un antepasado del bibliotecario) y que contiene todo lo referente a los muerde muertos. De ellos dice Orbañeja:


«Hasta principios de 1800 los muerde muertos eran contratados por los allegados al occiso para comprobar médicamente su muerte. A cambio de unas monedas el muerde muertos hincaba su dentadura en el dedo gordo del pie del fallecido y dictaminaba su suerte, alejando los temores de la epilepsia y la catalepsia muy de moda en esas épocas. Se rumoreaba que algunos muerde muertos, de acuerdo con el monto y las intenciones de los familiares, conseguían otros efectos. Ya salvaban o condenaban las almas, ya mataban al sujeto para toda la eternidad, ya fabricaban zombis esclavos, o devolvían la vida.» (p. 11)


          Esto será lo primero que se sepa de los muerdes muertos, pero no será lo único. A medida que la historia avance y las cartas se sucedan, la búsqueda se irá complicando y la realidad misma, o al menos lo que nosotros entendemos por «realidad», se verá afectada. No diré más para no arruinarle al lector la posibilidad de disfrutar de este libro.

          El hecho de que se trate de una novela epistolar no es inocente. Por un lado remite a lo más clásico del género (Drácula), mientras que por otro plantea una inadecuación a los tiempos que corren, devolviendo un poco de magia a una época en la que el uso del papel es anacrónico y, por qué no, culposo. Aquí reside, en parte, lo satisfactorio de esta novela: los amantes de los libros se introducirán en un mundo en el que lo importante es, justamente, un libro, por el que las personas darán su vida. Hasta la escritura de Orbañeja y Figueras Yrigoyen, plagada de metáforas y de una precisión poética exquisita, da cuenta de ese desajuste respecto de un mundo que se mide por caracteres.

          En Muerde muertos, entonces, lo importante es un libro. Y al momento de recomendar, lo importante es Muerde muertos. Estamos frente a una novela que le hacía falta a la literatura argentina, desbordada por un realismo de carácter social y empalagada con un fantástico limpio de sangre que apenas sobrevivió al siglo XX y subsiste en el XXI arrastrándose en la pluma de algunos pocos escritores.

          Muerde muertos es una novela de terror sobrenatural que marca una excepción y, como tal, vale la pena prestarle atención.



- Marcos, Carlos y Marcos, José María, Muerde muertos (quién alimenta a quién…), Buenos Aires, Muerde Muertos, 2012.
  
*** 
Sobre los autores: Carlos Marcos (1972), bibliómano, escribiente y leedor, es bibliotecario de la Escuela Freudiana de Buenos Aires. José María Marcos (1974), magíster en Periodismo y Medios de Comunicación (Universidad Nacional de La Plata), escribe para las revistas Insomnia  y miNatura y dirige La Palabra de Ezeiza. Nacidos en Uribelarrea, ganaron el Premio Sudaca Border 2011 (Eloísa Cartonera) y comandan la editorial Muerde Muertos.