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31 de agosto de 2021

OLVIDEMOS TODO DE UNA VEZ, de Fernando Figueras

 



Con Olvidemos todo de una vez, de Fernando Figueras, cierro la serie de reseñas de los libros que Muerde Muertos editó en 2020 para conmemorar sus diez años de vida, y que además incluye Desatormentándonos de José María Marcos y No obstante lo cual de Carlos Marcos. Al igual que estos dos títulos, el de Figueras también hace alusión al rock nacional, específicamente a la canción «Estertor» de Babasónicos. De esta manera, la literatura tiende su red no sólo en su propio campo, hacia otros libros, sino que también se expande hacia la música, como queda dicho, y hacia la pintura, con sus tres portadas extraídas de obras de Alejandro Marcos. En conjunto, los tres libros forman un trinomio perfecto, que reclama unidad, pero que sorprende y se disfruta por separado. 

Teniendo en cuenta este costado musical, podríamos decir que Olvidemos todo de una vez es una gira mágica y misteriosa, en la que no falta el delirio (tan exquisito cuando se trata del delirio de Figueras), ni la violencia, ni el horror, ni, tampoco, el amor. En los siete cuentos que conforman el libro (más el prólogo, que bien puede ser visto como un relato más), el lector experimenta todas las emociones dignas de aprecio que la lectura puede despertar: risa, empatía, miedo, impresión, inquietud, horror, tristeza y risa de nuevo. Al terminar la lectura, uno se pregunta cómo se pudo leer tanto en apenas un libro. 

Comencemos el viaje por esta cartografía impredecible, sorprendente, total. Recorramos un poco Olvidemos todo de una vez: 

 

- El «Prólogo para cantar» es ya una muestra de la virtud de Figueras para plasmar escenarios ingeniosos e hilarantes. Acá, el narrador nos cuenta sobre sus extrañas noches, acompañadas de personajes un tanto peculiares. Una joyita con un cierre formidable.

- «El sabor del reencuentro» esgrime lo mejor de Figueras. Un amor que dejó de ser volverá a nacer en las circunstancias más curiosas e insólitas. Se requiere del lector una mente abierta y una mirada profunda del amor.

- «Pileta rusa» representa un hallazgo narrativo, al tiempo que exhibe una originalidad sádica y brutal. Uno de mis cuentos favoritos.

- «¡Ole!». Un hombre que haría cualquier cosa con tal de recuperar a su amor perdido, incluso contratar los dudosos servicios de un brujo. Los desafío a leerlo sin reírse. Yo no pude.

- «Río de Janeiro» nos sumerge en una versión oculta de Buenos Aires, donde un viaje en subte puede conducir a túneles desconocidos y a experiencias sensuales cercanas al éxtasis. Para los amantes de las conspiraciones.

- «Mechas». Una vez más, el amor perdido en el pasado surge como amenaza concreta en el presente, en este caso en forma de mechas. Un texto que con pocas palabras dice mucho. Incluso, me animaría a afirmar que lo dice todo.

- «Llevar un pañuelo». Un ejemplo de lo que es un relato de terror perfecto. No quiero decir nada para no spoilear. Sólo diré que es otro de mis favoritos.

- «Taj Mahal» es el cuento más largo del libro. Es, también, una especie de leyenda, que nos abre los ojos sobre el origen de una realidad que todos sufrimos alguna vez, pero de la que ninguno pudo desentrañar su causa: ¿por qué los albañiles nunca terminan sus trabajos? Después de este relato, podemos esperar un nuevo equilibro en el universo.

 

Con este breve repaso, ya podrán ver la multiplicidad de experiencias que les espera. No pierdan la oportunidad, lean Olvidemos todo de una vez de Fernando Figueras. Raramente la literatura nos ofrece tanto en un solo viaje.

 

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Sobre el autor: Fernando Figueras nació en Buenos Aires en 1970. Es escritor y docente. Publicó el volumen de cuentos Ingrávido (Muerde Muertos, 2010), la nouvelle divague Quepobrestán (Muerde Muertos, 2013), el poemario Haikus Bilardo (en co-autoría con José María Marcos, Muerde Muertos, 2014) y, orientado al público infantil, el western Un duelo a cara de perro (Del Naranjo, 2015) y los libros de relatos Tarjeta roja (Huentota, 2019) y Ardillas (Otero, 2020). La compilación de cuentos Olvidemos todo de una vez salió en 2020, conmemorando los diez años de la editorial Muerde Muertos. En 2021 vio la luz su novela juvenil Oro en el viento, que puede oírse por YouTube en formato de video, leído por treinta escritores contemporáneos.

12 de agosto de 2021

EN PARÍS SON LAS ONCE, de Francisca Mauas

 




«Miro el segundero del reloj de la cocina y luego mi reflejo en el vidrio de la ventana. Un yo que mira a otro yo, un cuadro de mí misma».

Francisca Mauas, «Silencio en el teléfono» en En París son las once.

 

 

La triste condición del ser humano

 

En París son las once es el último libro de Francisca Mauas, escritora multifacética (incursionó en la prosa, la poesía y el teatro) y editora del sello Azul Francia. En El lugar de lo fantástico ya les hablé de Una sombra entre nosotros (Halley Ediciones, 2018), un excelente poema narrativo que, de alguna manera, ya nos introducía en el universo de soledad, incomunicación y tristeza que este nuevo trabajo continúa y profundiza. 

Publicado en 2020, En París son las once contiene trece cuentos que nos muestran una realidad aún más contundente que la que veíamos (y todavía vemos) a nuestro alrededor, en ese conjunto incoherente de tareas, obligaciones y deseos que llamamos vida: que el aislamiento no es un patrimonio de la pandemia, que está dentro de nosotros y nos amenaza con anularnos. Los protagonistas de estos relatos son hombres y mujeres que arrastran su soledad como si se tratara de una mochila que lastima, pero que se aprecia lo suficiente como para no dejarla en el camino. Así, el ser humano ya no sería un ser social, sino un individuo aislado, que se debate entre la atracción (cuando no la inevitabilidad) de la soledad y los intentos (siempre fallidos y no pocas veces desesperados) de conectarse con los demás. Para dar algunos ejemplos, podemos ver que en «Silencio en el teléfono» la narradora descubre que su posible interlocutor se desvanece desde el momento en que decide entablar contacto con él. Además, la soledad es en «Instantáneas» (uno de mis relatos favoritos) la imposibilidad concreta, y hasta fantástica, de encontrarse con el otro, mientras que en «Escenarios vacíos» inunda y trasciende la vida, volviendo irreconocibles a los vivos y marcando el descanso de los muertos. 

Como puede verse, el aislamiento y la soledad impiden a los personajes establecer vínculos en su presente y construir así un futuro. Pero esto no termina acá. Es tan profundo el abandono emocional que sufren que incluso el pasado se ve vaciado de relaciones, de familia y, con esto, de identidad, generándose así una orfandad que incluye al padre («Una exposición de mi vida»), a la madre («Gérmenes», donde la madre está presente como una molestia), a los hermanos («Silencio en el teléfono» e «Instantáneas») y, por último, a los hijos (que sólo los demás tienen). Y todo esto no es gratuito. Tanta soledad y tanto abandono se paga con la enajenación, de ahí que no sepan dónde están o cómo llegaron ahí («Un puente sobre el río») ni tengan en claro por qué hacen lo que hacen («En París son las once»). 

Mientras leía cada uno de los cuentos de En París son las once, sentía que además de conocer personajes e historias nuevas, se me estaba revelando la trama de nuestro mismo presente, en el que la soledad ataca en medio de la muchedumbre (presente o virtual) y el silencio aturde más que los gritos. Sin lugar a dudas, Francisca Mauas es dueña de una mirada que desnuda las flaquezas del ciudadano moderno y de una valiosa habilidad para traducir esas impresiones en palabras. 

¿Cómo no recomendar En París son las once? No sólo es un buen libro, también es una ventana desde la que podemos ver la triste condición del ser humano. 

 

 

- Mauas, Francisca. En París son las once. Buenos Aires, Azul Francia, 2020.

 

 

***

Sobre la autora: Francisca Mauas nació en Buenos Aires en 1980. Experimentó la actuación, la dirección y la escritura de teatro, poesía y narrativa. Sus últimas publicaciones fueron Una sombre entre nosotros (narrativa en verso) y Gato negro (poesía) con Halley Ediciones. Trabaja como productora radial en La venganza será terrible y dirige la editorial Azul Francia.







6 de agosto de 2021

LA MUERTE DE LA LITERATURA (UNA HIPÓTESIS)






          La muerte de la literatura llegará. Sí, llegará. No por su reemplazo por otras artes, sino por un progresivo (y autoinfringido) debilitamiento interno. Será la desidia de los lectores y de los mismos escritores la que terminará por dar la estocada final. Y no habrá a quien culpar.

          Sin embargo, muerte no implica desaparición (los muertos, con frecuencia, están más presentes que los vivos). Tras la muerte de la literatura, quedarán los libros. Los antiguos, llenos de una soledad oscura, incomprensible. Los actuales, reptiles agónicos que buscan un vértigo que les es ajeno. Los futuros, apenas sombras que proyectarán sombras.

          Nadie matará a la literatura.

          Cuando muera, será un suicidio.