«El pasado metafísico es como un laberinto al que se accede parcialmente desde nuestro presente de inmediatez y desesperanza. De cierto modo un recuerdo es como una de las paredes del laberinto, indiscutible, nos infesta a distancia haciendo imposible volvernos frente a él. Reclamamos el pasado como nuestro, pero en realidad es el pasado el que nos reclama, alrededor del que gravitamos. No somos libres en cuanto tengamos un pasado.»
La Singularidad es la historia de la indagación de un hombre que no puede dejar de preguntarse por la existencia; es la búsqueda del propio ser en una realidad hecha de enajenación, de culpa, de pasado y, también, de amor.
En su casa, un joven escritor vive junto a su pareja, Leticia. Los dos mantienen una relación que hoy podría llamarse «tóxica», pero que no es más que un vínculo en el que cada uno trata de conocer al otro como medio de conocerse a sí mismo y al mundo. En medio de esta existencia mediocre y angustiante, aparece La Singularidad, un ser que habita en la pileta del patio y que tiene la facultad de traer el pasado al presente y de interpelar a los seres humanos en su más descarnada fragilidad. Ante La Singularidad no hay más camino que el abismo y la oscuridad.
Con una maestría que no puedo más que admirar, Francisco Rapalo presenta una novela de horror existencial, en la que el miedo no es el resultado de personajes tenebrosos ni de imágenes espectacularmente macabras, sino del trabajo con la escritura, que nos va envolviendo, cual espiral, hasta el punto de hacer de ella la materia misma de la existencia. Después de todo, para poder responder las incógnitas, el narrador escribe, algo que sin lugar a dudas es un error, ya que la escritura no suele terminar con las preguntas. Al contrario, las multiplica.
En esta búsqueda de la Verdad, en este deambular por la existencia, el narrador descubre que la frontera entre el sueño y la vigilia no siempre es clara, que el pasado no está muerto, y que la culpa, el recuerdo y la amargura son parte de lo mismo. Mirar hacia atrás es, en realidad, mirar lo que en el presente queda del pasado, lo que la culpa trae y mantiene vivo hasta el punto de convertir en fantasmas los objetos más inocentes, como un simple botón… Percibir la verdad, en cambio, es alcanzar a ver (aunque más no sea de manera fugaz) lo que se esconde detrás de bambalinas, es conseguir atisbar, de alguna manera, el fin de los tiempos.
Felicito a Francisco Rapalo por esta
novela y a la editorial De La Fosa por haberla publicado. No duden en
conseguirla y leerla. Lo vale.
- Rapalo, Francisco. La Singularidad. Buenos Aires, Sello Fantasma, 2019.
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