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16 de septiembre de 2018

MAGGIE, una de zombis… bien distinta







Ante la presencia de un nuevo virus, que convierte a los infectados en zombis anhelantes de carne viva, el mundo trata de reponerse y seguir adelante. Las personas hacen lo que pueden, esperando que la ciencia dé las explicaciones necesarias que tanto tardan en llegar. En este contexto, Maggie (Abigail Breslin), una joven que vive en el campo con su familia, es mordida y, en consecuencia, infectada. Desde ese momento, Wade (Arnold Schwarzenegger), su padre, no hace más que cuidar de ella y acompañarla en los últimos momentos de un recorrido que sin lugar a dudas terminará con la transformación definitiva de Maggie.

Si bien las características que Maggie (2015) les otorga a los zombis no difiere de lo que se suele ver en otras películas de esta temática, la forma en que desarrolla el argumento la vuelve novedosa y, por qué no, única. Como todos los muertos vivientes, los zombis de Maggie se convierten en tales después de que otro zombi los muerda. Además, anhelan carne viva (en especial humana) y, una vez transformados, desconocen cualquier vínculo social o amoroso. Lo nuevo, en todo caso, aparece en lo que se refiere a los tiempos de la transformación: mientras que el cine nos acostumbró a conversiones rápidas, prácticamente inmediatas, en esta película podemos ver un proceso lento en el devenir zombi, que no sólo es sufrido por la familia, los amigos y el mismo infectado, sino que también es acompañado con controles médicos y con medicamentos que, si bien no pueden revertir la enfermedad, al menos intentan ralentizarla. En este contexto, el foco no está puesto, como suele estar, en lo terrorífico del «muerto vivo». Para nada. El horror se encuentra en lidiar con el hecho de que uno de los nuestros, a quien amamos, ha enfermado y va a morir.

Wade, entonces, se propone cuidar de Maggie, mientras todo un sistema de salud y de seguridad le indica que lo correcto es entregarla a la «cuarentena». ¿Pero cómo hacerlo cuando la infectada es la propia hija? ¿Cómo abandonar a la persona más amada en los brazos de la muerte y de la soledad? Maggie pone en escena la peor de las tragedias, la del padre que debe ver morir a su hija. Si digo que Maggie es una película de terror, lo hago desde este punto de vista (no es casual que algunos amantes del género la hayan menospreciado).

En fin, con actuaciones dramáticas extraordinarias (entre las que se destaca, tal vez por la sorpresa que genera, la de Schwarzenegger), una fotografía hipnotizadora y una dirección digna de elogio, Maggie logra trascender las fronteras de una temática que, en medio de los horrores, suele sacar más risas que lágrimas. Si andan con ganas de ver una buena película, vean Maggie. Sáquense los prejuicios. Véanla sin proyectar, sin comparar, sin esperar nada. Después de todo, es una de zombis, aunque bien distinta.


***
Título original: Maggie
Año: 2015
Duración: 95 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Henry Hobson
Guion: John Scott 3
Fotografía: Lukas Ettlin
Reparto: Arnold Schwarzenegger,  Abigail Breslin,  Joely Richardson,  J.D. Evermore, Laura Cayouette,  Amy Brassette
Productora: Lionsgate / Grindstone Entertainment Group / Silver Reel




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