Ricardo y Eduardo L’Héritier son hermanos gemelos. Eduardo es
el primero en nacer y todo parece estar bien en él, mientras que Ricardo no
come, no reacciona ante los estímulos y duerme con los ojos abiertos.
Desesperados, los padres recurren a todos los médicos a su alcance, pero en el
Chaco, donde viven, los recursos no son muchos. Entonces deciden viajar a
Buenos Aires para encontrar una respuesta y, de ser posible, una solución. Pero antes hacen un último intento: prueban con un
brujo, al que llaman el pilagá. Este brujo
desarrolla un ritual y, a partir de él, el bebé se alimenta normalmente. Desde
ese momento, el pilagá se queda viviendo cerca de ellos, argumentando que
Ricardo lo necesitará por mucho más tiempo. Así comienza la historia de
Ricardo, una historia que, según desde dónde se la mire, es una suerte y una desgracia.
Desgracia porque, según los indios, cuando nacen gemelos, uno de ellos no tiene
alma, pero como ignoran cuál es, los sacrifican a los dos. Y suerte porque Ricardo
no es indio, lo que le permitió, tanto a él como a su hermano, seguir con vida.
De esta manera, Ricardo será ese desalmado que, para poder
“completarse”, deberá robarles las almas a las personas, en un intento de
formar, con el conjunto de almas arrebatadas, un alma propia. Por esto estudia
medicina, y por esto decide trabajar en terapias intensivas de distintas
clínicas y hospitales de Buenos Aires, todo para estar cerca de aquellos que
están por morir, aquellos que, en cualquier momento, dejarán libre su alma.
Claro que esperar la muerte muchas veces se puede convertir en algo tedioso,
por lo que Ricardo no dudará en acelerar el proceso, matando él mismo a
aquellos a los que les robará su esencia.
El desalmado es
una inteligente conjunción entre novela fantástica (en un sentido
“todoroviano”) y novela psicológica. Si bien esta doble naturaleza impregna
toda la novela, la preponderancia de cada una corresponde, a su vez, a cada una
de las partes en que está dividida. Mientras que en la primera parte vemos la
actuación de Ricardo, en la segunda, gracias a los extensos diálogos con Julia,
su psicóloga, ahondamos en su mente y en su pasado. Por esto, en la primera
parte hay un protagonismo de la acción (la búsqueda constante de Ricardo por
encontrar almas que arrebatar, la relación de Ricardo con las personas que lo
rodean, en especial con su hermano Eduardo, etc.), a diferencia de lo que ocurre
en la segunda parte, donde abundan los diálogos y las reflexiones psicológicas.
Lejos de lo que se podría considerar un thriller, la historia avanza a paso lento, pero con complejidad y
agudeza. Es un buen ejemplo de lo que se puede hacer en Argentina en términos
de novela fantástica, en un mercado en el que predomina la ficción realista de
corte social o histórico. De hecho, es destacable la utilización de leyendas y
ambientes aborígenes, ya que le dan a El
desalmado una naturaleza propia, argentina y latinoamericana.
Ojalá veamos más novelas como ésta en los catálogos de las
editoriales.
***
Sobre el autor: Carlos Chernov
(Buenos Aires, 1953) es médico psiquiatra y psicoanalista. Autor de cuentos y
novelas, ha publicado los libros de relatos Amores
brutales (1993) y Amor propio
(2007); y las novelas Anatomía humana
(1993), La conspiración china (1997),
La pasión de María (2005), El amante imperfecto (2008) y El desalmado (2011). Además de ser galardonados con
numerosos premios, sus textos han sido traducidos al inglés, al italiano y al
francés.