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«Elí, Elí, lamá sabactani». Según los Evangelios de Mateo (Mt. 27, 46) y de Marcos (Mc. 15, 34), éstas son las últimas palabras de Jesús antes de morir. En los mismos Evangelios aparece la traducción como «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?». Es una frase polémica, controversial y, por lo menos para los creyentes, perturbadora. Cuando las personas me dicen que la Biblia es un libro lleno de modificaciones en beneficio de los cultos cristianos históricamente hegemónicos, siempre me pregunto por qué entonces no retocaron o incluso eliminaron esta frase. Muchos se han aprovechado de ella para desarrollar teorías satánicas o anticristianas (un ejemplo contemporáneo es la novela El evangelio del mal, de Patrick Graham, que usa esta frase para sostener la renuncia de Cristo al mundo celestial). Así, esta frase inspira más dudas que certezas, más perturbación que tranquilidad.
La interpretación que dan las Biblias católicas (al menos las que tengo yo) se refiere a una alusión de Cristo al Salmo 22, que comienza justamente con estas palabras y que se relaciona tanto con el suceso de la crucifixión que por momentos parece una versión de él. La alusión a este salmo, a pesar de comenzar con palabras tan oscuras, manifestaría un mensaje de esperanza, ya que esta oración termina con el triunfo de la fe y la esperanza en Dios. A continuación me gustaría dar una interpretación personal y alternativa, que no niega la oficial, pero que tal vez pueda ampliarla. Por supuesto que no intento ser original. De hecho, supongo que muchas personas piensan como yo, sólo que, a lo mejor, nunca lo expresaron por escrito[1].
Ahora bien, en su carta a los romanos, Pablo afirma: «Pero ustedes no están animados por la carne sino por el espíritu, dado que el Espíritu de Dios habita en ustedes» (Rom. 8, 9). Esta idea del cuerpo humano como templo del Espíritu de Dios aparece también en los Evangelios, específicamente en el de Juan, cuando Jesús alude a la destrucción y reconstrucción del templo de Jerusalén (Jn. 2, 18-22). Por otra parte, en la película Jesús de Nazareth, de Franco Zefirelli, aparece en esta escena una frase que, si bien no es original del Evangelio de Juan, es reveladora. Allí, Jesús dice: «Nadie puede destruir este templo si Dios aún habita en él». Por esto, y a partir de las citas anteriores, podemos pensar que para que Jesús muriera en manos de los romanos, no tenía que tener el Espíritu (o la Presencia) de Dios en su interior. Para que el templo (que era su cuerpo) pudiera ser destruido (asesinado), Dios tenía que estar fuera de él. Por esto las palabras de Jesús: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?». Fueron una forma rápida y práctica de dejar en claro que al matarlo a él no estaban actuando sobre su divinidad, sino sobre su costado humano[2].
La interpretación que dan las Biblias católicas (al menos las que tengo yo) se refiere a una alusión de Cristo al Salmo 22, que comienza justamente con estas palabras y que se relaciona tanto con el suceso de la crucifixión que por momentos parece una versión de él. La alusión a este salmo, a pesar de comenzar con palabras tan oscuras, manifestaría un mensaje de esperanza, ya que esta oración termina con el triunfo de la fe y la esperanza en Dios. A continuación me gustaría dar una interpretación personal y alternativa, que no niega la oficial, pero que tal vez pueda ampliarla. Por supuesto que no intento ser original. De hecho, supongo que muchas personas piensan como yo, sólo que, a lo mejor, nunca lo expresaron por escrito[1].
Ahora bien, en su carta a los romanos, Pablo afirma: «Pero ustedes no están animados por la carne sino por el espíritu, dado que el Espíritu de Dios habita en ustedes» (Rom. 8, 9). Esta idea del cuerpo humano como templo del Espíritu de Dios aparece también en los Evangelios, específicamente en el de Juan, cuando Jesús alude a la destrucción y reconstrucción del templo de Jerusalén (Jn. 2, 18-22). Por otra parte, en la película Jesús de Nazareth, de Franco Zefirelli, aparece en esta escena una frase que, si bien no es original del Evangelio de Juan, es reveladora. Allí, Jesús dice: «Nadie puede destruir este templo si Dios aún habita en él». Por esto, y a partir de las citas anteriores, podemos pensar que para que Jesús muriera en manos de los romanos, no tenía que tener el Espíritu (o la Presencia) de Dios en su interior. Para que el templo (que era su cuerpo) pudiera ser destruido (asesinado), Dios tenía que estar fuera de él. Por esto las palabras de Jesús: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?». Fueron una forma rápida y práctica de dejar en claro que al matarlo a él no estaban actuando sobre su divinidad, sino sobre su costado humano[2].
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Cristo nunca fue tan humano como cuando murió en la cruz. Tal vez por eso dijo «Elí» (Dios) y no simplemente «Abba» (Padre), como solía hacerlo. No solamente el Padre se alejó de él en ese momento, sino su entera divinidad. Así, completamente hombre, queda en manos de los hombres. Y por último, cuando resucita, como Hijo vencedor y Dios Él mismo, lo hace porque el Espíritu del Padre retorna a su cuerpo, devolviéndole la divinidad y, con ella, la vida.
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[2] Podríamos preguntarnos por qué Jesús utilizó una forma interrogativa, pero pensemos por un momento cómo hubiese sonado una afirmación: «Dios mío, me has abandonado». Esto hubiera sido aún más confuso y perturbador. Preguntarnos, además, por qué no dio una explicación más clara es un absurdo. Basta ver La pasión de Cristo para darse cuenta de que Jesús no estaba en condiciones de dar ningún tipo de explicación elaborada.
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No me acuerdo ni quién ni dónde, pero alguien me dijo que en el momento de morir Jesús debió cargar con los pecados del mundo, y como Dios no puede convivir con el pecado tuvo que alejarse.
ResponderEliminarMe alegro de haber contribuido en algo. Muy bueno el blog.
Saludos.
C.
Muy cierto ,es una de las razones más grande
EliminarLucas, interesante tema. Obviamente intentar "comprender" el fenómeno de la Encarnación es algo imposible. Así como la Trinidad, o simplemente el milagro. Pero ante esa necesidad de nuestra mente, no son argumentos lógicos los que nos sacian, sino experiencias. Sino es como querer calmar la sed preguntándo qué nos da sed, si es la sal, entonces probar la sal y afirmar que es ella... y nunca tomar agua.
ResponderEliminarNo se nos vuelve lógica la Encarnación, pero se vuelve maravillosa la idea de la Divinidad humillada, "abajada" a lo humano por solo amor, y el hombre elevado al estatus divino por ese mismo acto.
Pero aún así es incomprensible, indemostrable, inexplicable, in...able. Tanto como que no sabés porqué el Himno a la Alegría te conmueve en lo más profundo de tu ser (¿serán las corcehas o el contrapunto?), porqué te enamoraste de esa chica en septimo grado, o porqué querés a ese amigo que es un hijo de puta. Y nadie se anima a negar que tal cosas SON. Por ahora, dale tiempo a la psicología...
En fin.
Obviamente Cristo lo dice desde el mismo dolor que en Getsemaní. Del dolor humano que acepta, VOLUNTARIAMENTE, los designios del Padre. Un libre albedrio tan humano y tan incomprensible, que algunos signos protestantes eliminaron con la idea de predestinacion. El que reclama es su costado humano. El mismo que le sangra y asoma sus costillas. El mismo que milagrosamente mana un torrente de agua. Un misterio.
Mariano
Ah, igualmente yo estoy convencido que Cristo lo dijo para adelanterse unos dos mil años a un alemán bigotudo deprimido que sentenció "dios nos ha abandonado" y la gente dijo "guau! que buena idea!"
El arte y la filosofía siempren hacen plagio.
Fabio.
ResponderEliminarDios te bendiga donde te encuentres. apollo la opinion de Cintia. La biblia dice que Dios ama al pecador pero aborrece el pecado!! Jesus cuando fue a la cruz del calvario y llego a ser clabado en un madero, El llevo con todo el peso del pecado a tal punto que Dios se aparto de el un momento ya que Dios no puede estar donde esta el pecado!!
Es una teoría muy interesante la que propones. Concuerdo con Mariano en el sentido de que simplemente es imposible tratar de comprender. Por eso es que lo llaman "misterio". Sin embargo, la filosofía precisamente trata de develar esos misterios, para poder llegar a comprenderlos.
ResponderEliminarEn fin. Mi aporte era el de la lectura de "La cabaña", de William Paul Young. Él propone que en realidad Dios (Padre) nunca se alejó de Cristo; sino más bien las tres personas por ese acto tuvieron que sufrir, para poder redimir los pecados del hombre. De ahí que Young narra una escena en la que el Padre muestra a su interlocutor ambas manos con las heridas de los clavos.
También explica Young a través del personaje de Dios, que el hecho de que Jesucristo haya "sentido" el abandono de Dios, eso no quiere decir que en verdad lo haya abandonado. Recordando que Jesucristo era humano ("Verdadero Hombre"), en su momento de debilidad se sintió solo; aunque en realidad el Padre estaba con él, sufriendo con Él.
Yo me apego más a esta teoría.
¡Saludos!
NO SE NADA, PERO CREO QUE JESUS SUFRIO MUCHO PENSANDO QUE NOS DEJABA ABANDONADOS COMO UN PADRE BUENO QUE ABANDONA A SUS HIJOS, EL AMOR HUMANO ES MUY LIMITADO Y DE CORTA DURACION, EN CAMBIO SU AMOR ERA ETERNO.BENDITO JESUS
ResponderEliminarY GRACIAS POR TU AMOR.
Lo que propones no carece de razon, meintras mas lo medito, más lo entiendo. Que JEHOVÁ DIOS Te Bendiga en CRISTO JESÚS. Tu esfuerzo es valioso para DIOS
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